¡En él he puesto mi espíritu! Agenda Cuaresmal. Lunes de la Semana Santa

Inicia tu meditación escuchando este canto. Repítelo en tu corazón

Cristo Jesús – Taizé

Textos bíblicos

Primera Lectura: Isaías 42, 1-7 

Salmo 26

Evangelio: Juan 12, 1-11: Déjala. Esto lo tenía guardado para el día de mi sepultura

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Reflexión

Con el domingo de Ramos hemos entrado en la Semana Santa. El Evangelio de Juan abre el relato de la Pasión con la narración de la cena en Betania, en casa de Marta, María y Lázaro, una familia muy querida por Jesús. Al igual que para nosotros, faltan tan solo seis días para la Pascua, y Jesús se encuentra nuevamente cenando con ellos. Está también Lázaro, a quien Jesús ha devuelto la vida hace poco. 

En un momento de la cena, María se levanta, se acerca a Jesús, se arrodilla a sus pies, los unge con un ungüento y luego los seca con sus cabellos. La casa se llena de perfume. El gesto puede ser un signo de gratitud afectuosa por el don de la vida hecho a su hermano. Es por tanto un gesto de amor que perfuma con el aroma de la gratuidad. Y en efecto, María no ca lcula en absoluto el eventual «derroche». Para ella cuenta el amor por ese profeta que le había devuelto al hermano, y que amaba su casa tan tiernamente. El pensamiento de Judas es muy distinto: para él aquel gesto tan lleno de amor es un derroche inútil. En realidad, observa el evangelista, dijo esto no porque se preocupara por los pobres, sino por el dinero, o mejor por su interés. La avidez de poseer para sí mismo le ciega. Jesús responde inmediatamente a Judas y le dice: «Déjala». Quiere que María continúe su gesto de amor: aquel ungüento anticipa el óleo con el que su cuerpo será ungido antes de la sepultura.

Revisa tu vida: 

De entre todos los que participan de la cena de Betanía, solo María ha comprendido que Jesús va a ser condenado a muerte, y por eso necesita un cariño y consuelo; ella nos enseña cómo estar cerca de los pobres y de quienes sufren. Ante el sufrimiento de los demás ¿vuelves la mirada a otro lado? ¿Te haces cercano? ¿les llevas consuelo?

Propósito: 

Acercate a una persona que sufre espiritual o físicamente. Llévale el consuelo de tu presencia, de tu cercanía, de tu ternura.

Jaculatoria: 

El Señor es mi luz y mi salvación

Concluye tu meditación escuchando y apropiándote este canto:

Nada te turbe – Taizé

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