Tiempo Ordinario
Miércoles de la XXXIV semana
† Del evangelio según san Lucas (21, 12-19)
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Los perseguirán y los apresarán, los llevarán a los tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernantes por causa mía. Con esto ustedes darán testimonio de mí.
Grábense bien que no tienen que preparar de antemano su defensa, porque yo les daré palabras sabias, a las que no podrá resistir ni contradecir ningún adversario de ustedes.
Los traicionarán hasta sus padres y hermanos, sus parientes y amigos. Matarán a algunos de ustedes, y todos los odiarán por causa mía.
Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá. Si se mantienen firmes, conseguirán la vida”. Palabra del Señor.
Fondo Musical: P. Martin Alejandro Arceo Álvarez
Mensaje[1]
El segundo de los «signos premonitorios» que precederán al fin es la persecución: también ésta es ya una realidad cuando Lucas escribe su evangelio.
Antes que todo lo demás, antes de los cataclismos y de las guerras, los discípulos serán detenidos y llevados a juicio «por causa» del nombre de Jesús. Esto les dará, dice Jesús por medio de Lucas, la ocasión de dar testimonio: es una lectura positiva de la persecución.
Lucas dirige a los discípulos desorientados, que no saben cómo defenderse, un mensaje de esperanza; más aún, les transmite la certeza de la victoria: Jesús mismo les dará el lenguaje y la sabiduría necesarios para contradecir las acusaciones.
A pesar de las traiciones, del odio y del aislamiento, «ni un cabello de su cabeza perecerá», y las «almas» (= vidas) de los discípulos se salvarán.
[1] G. Zevini – P.G. Cabra, Lectio divina para cada día del año.12., 407.