Tiempo Ordinario
Viernes de la XX semana
Textos
Del libro de Rut (1, 1. 3-8. 14-16. 22)
En tiempo de los jueces, hubo hambre en el país de Judá y un hombre de Belén, llamado Elimélek, se fue a residir con Noemí, su esposa, y sus dos hijos a la región de Moab.
Murió Elimélek, y Noemí se quedó sola con sus dos hijos. Esto se casaron con dos mujeres moabitas: una se llamaba Orpá y la otra, Rut. Vivieron ahí unos diez años y murieron también los hijos de Noemí, Malón y Kilión, y ella se quedó sin hijos y sin esposo.
Entonces decidió abandonar los campos de Moab y regresar al país de Judá con sus dos nueras, porque oyó decir que el Señor había favorecido al pueblo y le daba buenas cosechas. Se pusieron pues, en camino, para volver a la tierra de Judá. Entonces Noemí dijo a sus dos nueras: «Vuélvase cada una a casa de su madre. Que el Señor tenga piedad de ustedes, como ustedes la han tenido con mis hijos y conmigo».
Ellas rompieron a llorar y Orpá besó a su suegra, Noemí, y se volvió a su pueblo; pero Rut se quedó con su suegra. Entonces Noemí le dijo a Rut: «Tu concuña se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú también con ella». Pero Rut respondió: «No insistas en que te abandone y me vaya, porque a donde tú vayas, iré yo; donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios».
Así fue como Noemí, con su nuera Rut, la moabita, regresó de los campos de Moab y llegó con ella a Belén, al comienzo de la cosecha de la cebada. Palabra de Dios.
Mensaje[1]
Si el libro de los jueces se caracteriza por la violencia y la guerra (a causa, entre otros motivos, de la conquista de la tierra prometida por parte de Israel), el libro de Rut, por el contrario, se caracteriza por la paz y el encuentro. El pasaje se abre con la narracición del retorno de Noemí a Belén, de donde había salido junto a su marido y sus hijos para emigrar hacia la tierra de los moabitas, uno de los pueblos considerados opresores de Israel precisamente en tiempo de los jueces (Jue 3).
En Moab Noemí pierde a su marido y a sus dos hijos. por eso decide volver: tenía bienes pero estaba sola. Y en este contexto de soledad llega la compañía de Rut a la historia de Noemí. Aquella era una mujer moabita que pudo quedarse con su pueblo pero optó por permanecer con Noemí y seguirla cuando decidió volver a Belén.
La otra nuera no hizo lo mismo, pues permaneció unida a su tierra. Rut, por amor a Noemí, renuncia a su identidad maobita, a la cultura y la religión de su familia, y decide vivir con el pueblo, la cultura, la religión y la familia de su amiga Noemí.
Esta no deja de indicarle las dificultades que comporta aquella decisión, pero Rut no tiene dudas: «Adonde tú vayas, iré yo». Noemí llega a Belén y, aunque no tiene a su marido, tiene la riqueza de una nueva amistad. Los ciudadanos de Belén, al ver a Noemí y a su amiga, demuestran más desconfianza que acogida, hasta el punto de que Noemí quiere cambiar su nombre: «¡No me llaméis ya Noemí (la dulce)! Llamadme Mará (la amarga)… Colmada partí yo, vacía me devuelve el Señor».En realidad no estaba «vacía»; la amistad con Rut era su nueva riqueza. Y la historia que narra este pequeño libro demuestra la riqueza y lo providencial de la amistad. Rut se convence cada vez más de la decisión que ha tomado y a pesar de que es una «extranjera» se la compara con las «madres» de Israel. Rut, por la fortaleza de su amistad, se convierte en la esperanza de Noemí y de Booz.
[1] Paglia, Vincenzo. La Palabra de Dios cada día – 2023. Edición en español. pp. 308-309.