¡Tú mismo serás una bendición! Agenda Cuaresmal. Domingo de la semana II

Inicia tu meditación escuchando este canto. Repítelo en tu corazón

Cristo Jesús – Taizé

Textos bíblicos

Primera Lectura: Génesis 12, 1-14

Salmo 32

Segunda Lectura: 2 Timoteo 1, 8-10

Evangelio: Mateo 17, 1-19:  Su rostro se puso resplandeciente como el sol

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Reflexión

Jesús «tomó consigo» a los tres discípulos «y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz», señala el evangelista. Pedro, sobrecogido por esta luz, toma la palabra y propone hacer tres tiendas. Está claro su deseo de quedarse allí en compañía de Jesús, Moisés y Elías, pero le interrumpe una voz -y este es el centro del episodio– que sale de una nube, también luminosa, que lo envuelve todo: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escúchenlo».

Cada domingo, del libro santo de las Escrituras también sale para nosotros la voz del Señor. Es la Palabra más preciosa, más clara, más luminosa que el Señor nos ha dado. Pedro se da cuenta que ese Jesús que está frente a él es mucho más de lo que habían comprendido hasta ese momento. Ese Jesús junto al que caminan desde hace tiempo, y al que tal vez admiran por su valor, es algo que va mucho más allá de lo que habían pensado. 

Jesús dice a sus discípulos que habían caído a tierra, como aplastados por su pequeñez: «Levántense, no tengan miedo». De hecho la vida puede volverse hermosa, llena de sentido, luminosa como la de quien ama. No tengamos miedo: el rostro de ese amigo único que es Jesús, que transforma los corazones y el mundo, permanece con nosotros. Reconozcámoslo, escuchémoslo. Cambiar la vida significa escucharle a él, no a nuestras razones y costumbres. Él ha vencido la muerte y ha hecho resplandecer la vida. En su rostro contemplamos la belleza de Dios, belleza del hombre amado y que ama. Y la vida amada resucita.

Revisa tu vida: 

¿Cómo vives la misa del Domingo? Descubre qué tienes que corregir para que tu asistencia dominical a misa sea una expriencia de transfiguración, desde el horario que eliges, el lugar en que te ubicas, el silenciador de tu celular y la disposición de tu corazón para escuchar la Palabra de Dios.

Propósito: 

Comparte, con tu familia o con tus amigos, tu meditación sobre el evangelio de este domingo.

Jaculatoria: 

Señor, ten misericordia de nosotros

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