Tiempo Ordinario
Sábado de la XXV semana
Textos
Del libro del profeta Zacarías (2, 5-9. 14-15)
En aquellos días, levanté los ojos y vi a un hombre con una cuerda de medir en la mano. Le pregunté: «¿A dónde vas?». El me respondió: «Voy a medir la ciudad de Jerusalén, para ver cuánto tiene de ancho y de largo».
Entonces el ángel que hablaba conmigo se alejó de mí y otro ángel le salió al encuentro y le dijo: «Corre, háblale a ese joven y dile: ‘Jerusalén ya no tendrá murallas, debido a la multitud de hombres y ganados que habrá en ella. Yo mismo la rodearé, dice el Señor, como un muro de fuego y mi gloria estará en medio de ella'».
Canta de gozo y regocíjate, Jerusalén, pues vengo a vivir en medio de ti, dice el Señor. Muchas naciones se unirán al Señor en aquel día; ellas también serán mi pueblo y yo habitaré en medio de ti. Palabra de Dios.
Mensaje[1]
Inmeditamente después de Ageo es enviado al pueblo de Israel un contemporáneo suyo, el profeta Zacarías, sacerdote vinculado a Ezequiel. Zacarías se compromete a ayudar con la Palabra de Dios al pueblo que había vuelto a Jerusalén desde el exilio en Babilonia.
El profeta ve una ciudad en la que ya no habrá murallas, no solo porque es imposible rodearla a causa de su extensión, sino también porque está destinada a acoger a todo el mundo: «Jerusalén será habitada como ciudad abierta, debido a la multitud de hombres y ganados que albergará en su interior».
Y Dios mismo será su muralla, una muralla de fuego que defenderá la ciudad: «Seré para ella muralla de fuego en torno y gloria dentro de ella». La característica de la Jerusalén del cielo es que se trata de una ciudad sin límites, sin murallas que dividen, justamente igual que el amor de Dios, es decir, sin límites porque nadie queda fuera de su abrazo.
Dios mismo la habitará: «Yo moriré en medio de ti». Y Dios es por eso su alegría, su consuelo y su defensa. La presencia de Dios, extensa y sin límites, atrae hacia ella a todos los pueblos. Es una visión de la universalidad de la promesa de Dios que será plena con la llegada del Mesías, Jesús de Nazaret.
El Evangelio de Jesús es en resumen el anuncio de la salvación para todos los pueblos, para todas las naciones. El profeta Zarcarías ya lo había anunciado: «Aquel día se unirán al Señor numerosas naciones: serán un pueblo para mí, y yo moraré en medio de ti». Esta visión del profeta ya ha empezado y nosotros participamos de ella.
[1] Paglia, Vincenzo. La Palabra de Dios cada día – 2023. Edición en español. p. 348.