Que su fe no tropiece

Pascua

Lunes de la VI semana

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando venga el Consolador, que yo les enviaré a ustedes de parte del Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, él dará testimonio de mí y ustedes también darán testimonio, pues desde el principio han estado conmigo.

Les he hablado de estas cosas para que su fe no tropiece. Los expulsarán de las sinagogas y hasta llegará un tiempo, cuando el que les dé muerte creerá dar culto a Dios. Esto lo harán, porque no nos han conocido ni al Padre ni a mí.

Les he hablado de estas cosas para que, cuando llegue la hora de su cumplimiento, recuerden que ya se lo había predicho yo”. Palabra del Señor.

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Terminamos hoy la lectura de la segunda parte del discurso de despedida de Jesús, que ahora educa a sus discípulos con instrucciones aún más precisas para enfrentar situaciones de rechazo. La primera de ellas retoma la promesa de la asistencia del Espíritu Santo, cuya presencia está ahora relacionada con el “dar testimonio”.

Jesús, después de advertir a los suyos del odio y de las persecuciones por parte del mundo, los tranquiliza diciéndoles que su fiel testimonio, en las pruebas que sufrirán, será apoyado por el testimonio del Espíritu de la verdad.

La cuestión de fondo es,¿cómo debemos responder al odio del mundo?

Jesús da cuatro indicaciones sobre la manera de responderle al mundo. Todas ellos giran en torno a una única idea: “dar testimonio”. Veamos el proceso que Jesús describe:

1. Dejar que el Espíritu Santo nos dé testimonio a nosotros. Se trata del testimonio de que Jesús verdaderamente vive, que sigue siendo el Señor se sus discípulos, que no los abandona. Esto los animará para que den ese testimonio.  El discípulo perseguido necesita de esta fuerza de ánimo.

2. Dar testimonio, junto con el Espíritu Santo, de lo que hemos vivido en el camino con Jesús. No se testimonia un sentimiento ni una buena intención con relación a Jesús, sino todo un camino de vida recorrido junto con Él. El contenido del testimonio es el evangelio hecho vida, encarnado en el largo y paciente camino de la fe.

Se testimonia lo que Dios ha hecho por uno desde el primer momento de gracia, cuando fuimos llamados al seguimiento, hasta ahora. Se anuncia con hechos concretos lo que Jesús ha significado para nuestra vida, todo aquello que  ciertamente no se habría podido vivir sin Él.

3. Mantenernos firmes a pesar de la dureza de la persecución. Es el momento más doloroso: el rechazo de la propia comunidad. En este momento el discípulo se podrá “escandalizar”. Le parece que tanto sufrimiento es demasiado. Jesús pide que no se escandalicen, que no salgan corriendo despavoridos. Él estará a su lado cuidándolos.

4. Hacer memoria de la Palabra de Jesús. Jesús nos habla anticipadamente para que no nos coja por sorpresa la situación. Pero de lo que tendrá que acordarse el discípulo no es de la persecución sino de la promesa de la victoria. 

En este sentido, la memoria de la Palabra del Señor es decisiva. Es una forma de vigilancia cristiana. Y esto lo podemos extender a todas las Palabras del Señor: ellas tienen por finalidad ayudarnos a tomar conciencia de las diversas situaciones que vivimos en nuestra vida cristiana y a discernir la actitud justa que nos coloca a la altura de la situación.   

Pero la base de todo es que nos sintamos firmes y seguros de la verdad de las promesas de Jesús. 

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