¡Qué diferentes fueron aquellos hombres de bien!

Tiempo ordinario

Viernes de la VIII semana

Textos

Del libro del Eclesiástico (Sirácide) (44, 1. 9-13)

Hagamos el elogio de aquellos hombres ilustres que fueron nuestros padres. Hay hombres de los que no se conservan memoria: murieron, y como si no hubieran existido; vivieron y es como si no hubieran vivido ni dejado descendencia.

¡Qué diferentes fueron aquellos hombres de bien! Sus méritos jamás se han olvidado; han dejado una posteridad que los prolonga y su herencia pasa de hijos a nietos. 

Su linaje permanece fiel a la alianza del Señor. Para siempre existirá su descendencia y su gloria jamás se extinguirá. Palabra de Dios.

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Mensaje[1]

Desde Henoc hasta el sumo sacerdote Simón, hijo de Onías, que vivió en torno al 300 antes de Cristo, Ben Sirá repasa los grandes nombres que encontramos en el texto bíblico como los pilares de la fe de Dios de la alianza y de la paz. Mirar atrás, hacia la historia pasada, es un estímulo y un desafío también para nosotros. 

El recuerdo de los padres en la fe no es una nostalgia inútil, sino la conformación de que el Señor siempre ha actuado en la historia humana a través de hombres y mujeres que él mismo ha suscitado para que fueran guías y modelos de justicia y de fidelidad para Israel y también para los pueblos vecinos.

La historia no es muda ni se juega en un eterno retorno; es como un camino que se hace día a día con la ayuda y la presencia constante del Señor hacia un destino: la montaña santa de Dios a la que se dirigen todos los pueblos para celebrar una fiesta eterna. En esta historia de salvación el Señor suscita «hombres de bien, cuyos méritos no han quedado en el olvido» (v.10). 

Estos testigos del sueño de Dios para el mundo no son solo una garantía espiritual para todos, sino también levadura de salvación que hace crecer el plan de Dios para la humanidad. Haremos bien en recordar a quienes nos han precedido para que podamos comprender el plan de Dios, aceptarlo y sentirnos responsables de él. Ese es el significado de la advertencia que hará Jesús: «Muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros ois, pero no lo oyeron» (Lc 10, 23-24).


[1] Paglia, Vincenzo. La Palabra de Dios cada día – 2023. Edición en español. pp. 223-224.

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