Pongo delante de ti la vida y el bien o la muerte y el mal

Cuaresma

Jueves después de Ceniza

Esto dice el Señor: “Mira: Hoy pongo delante de ti la vida y el bien o la muerte y el mal. Si cumples lo que yo te mando hoy, amando al Señor tu Dios, siguiendo sus caminos, cumpliendo sus preceptos, mandatos y decretos, vivirás y te multiplicarás.

El Señor, tu Dios, te bendecirá en la tierra donde vas a entrar para poseerla.

Pero si tu corazón se resiste y no obedeces, si te dejas arrastrar y te postras para dar culto a dioses extranjeros, yo te anuncio hoy que perecerás sin remedio y que, pasado el Jordán para entrar a poseer la tierra, no vivirás muchos años en ella.

Hoy tomo por testigos al cielo y a la tierra de que les he propuesto la vida o la muerte, la bendición o la maldición.

Elige la vida y vivirás, tú y tu descendencia, amando al Señor tu Dios, escuchando su voz, adhiriéndote a él; pues en eso está tu vida y el que habites largos años en la tierra que el Señor prometió dar a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob”. Palabra de Dios.

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La elección entre los dos caminos tiene sus consecuencias. Se trata de una responsabilidad que afecta a la calidad de la existencia de todo el pueblo, no solo de la personal de cada uno. Elegir el bien y la vida significa continuar siendo bendecido y protegido como su pueblo. Elegir el mal significa abandonarse a la infelicidad y la muerte. Por ello Moisés continúa: «Escoge la vida, para que vivas, tú y tu descendencia, amando al Señor tu Dios, escuchando su voz, viviendo unido a él» (Dt 30, 19). 

Elegir amar al Señor implica escuchar fielmente su Palabra, «seguir sus caminos», y por tanto «vivir unido a él». De aquí procede la bendición de Dios sobre su pueblo y sobre su futuro. El Deuteronomio habla de longevidad y de posesión de bienes, es decir, de una visión que a veces se ve contestada en la propia Biblia, sobre todo ante el sufrimiento y la muerte prematura del justo, como sucede por ejemplo en el libro de Job y en el de la Sabiduría. Sin embargo, no hay duda de que la comunión con el Señor y la escucha de su Palabra hacen hermosa y humana la vida, y constituyen una gran sabiduría para el mundo. 

Jesús recogerá este mensaje y lo llevará a su cumplimiento. Sus discípulos son aquellos que acogen con corazón disponible su Palabra y la ponen en práctica cada día. Ser discípulos y amar al Señor es una elección que se debe renovar cada día, sobre todo en este tiempo de Cuaresma, un tiempo oportuno de conversión que ayuda a alzar la mirada de nosotros mismos y dirigirla hacia el Señor.


[1] Paglia, Vincenzo. La Palabra de Dios cada día – 2023. Edición en español. pp. 115-116.

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