Podrán resistir y perseverar en todo con alegría y constancia

Tiempo Ordinario

Jueves de la XXII semana

Textos

De la carta del apóstol san Pablo a los colosenses (1, 9-14)

Hermanos: Desde que recibimos noticias de ustedes, no hemos dejado de pedir incesantemente a Dios que los haga llegar a conocer con plenitud su voluntad, por medio de la perfecta sabiduría y del conocimiento espiritual. Así ustedes vivirán según el Señor se merece, le agradarán en todo, darán fruto con toda clase de buenas obras y crecerán en el conocimiento de Dios.

Fortalecidos en todo aspecto por el poder que irradia de él, podrán resistir y perseverar en todo con alegría y constancia, y dar gracias a Dios Padre, el cual nos ha hecho capaces de participar en la herencia de su pueblo santo, en el reino de la luz.

El nos ha liberado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al Reino de su Hijo amado, por cuya sangre recibimos la redención, esto es, el perdón de los pecados. Palabra de Dios.

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Mensaje[1]

Pablo no fundó y no conoce personalmente a la Iglsia de Colosas, pero el amor que siente por ella le impulsa a orar sin interrupción: «No hemos dejado de rogar», les escribe. La oración por los hermanos manifiesta la profundidad del lazo que une a los discípulos de Jesús aunque estén lejos físicamente. 

Pablo especidica también la intención de la oración: para que «lleguéis al pleno conocimiento de su voluntad, con total sabiduría y comprensión espiritual». El apóstol sabe que no sepuede vivir la fe sin escuchar la palabra de Dios cada día. Solo así se obtiene la «sabiduría» y la «comprensión espiritual» que permiten conocer la voluntad de Dios.

Conocer el Evangelio no es una suma de teorías, sino acoger en el corazón del plan de amor que tiene Dios para nosotros y para el mundo. Esa es la comprensión espiritual que debemos adquirir. Y la obtenemos abriéndonos al Espíritu que, a través de las Sagradas Escrituras, nos revela la voluntad de Dios para el mundo.

De esa comprensión espiritual brota en el creyente la fuerza para comportarse «de una manera digna del Señor». La vida del creyente no es el fruto de un esfuerzo de voluntad; es la consecuencia, a veces fatigosa, de amar al Señor y de «agradarle».

En efecto, la vida cristiana consiste en «agradar» a Dios «en todo, fructificando en toda obra buena y creciendo en el conocimiento de Dios». De esa comprensión de Dios, que es comunión de amor, nacen los frutos en buenas obras. Sin ningún mérito por nuestra parte, todos nosotros, que estábamos lejos, ahora formamos parte de la multitud de santos que, desde Abel hasta el final de la historia, forma la humanidad redimida. Es un pueblo grande que ya no está sometido al poder tiránico del mal, y que es libre del miedo de caer preso de invisibles poderes cósmicos.

Nosotros ya hemos obtenido la redención de toda esclavitud: somos ciudadanos del reino del Hijo donde la única ley es la ley del amor, de darse a los demás.


[1] Paglia, Vincenzo. La Palabra de Dios cada día – 2023. Edición en español. pp. 322-323.

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