No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero

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Viernes de la XXIX semana

Textos

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos (7, 18-25)

Hermanos: Bien sé yo que nada bueno hay en mí, es decir, en mi naturaleza humana deteriorada por el pecado. En efecto, yo puedo querer hacer el bien, pero no puedo realizarlo, puesto que no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero; y si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado, que habita en mí.

Descubro, pues, en mí esta realidad: cuando quiero hacer el bien, me encuentro con el mal. Y aunque en lo más íntimo de mi ser me agrada la ley de Dios, percibo en mi cuerpo una tendencia contraria a mi razón, que me esclaviza a la ley del pecado, que está en mi cuerpo.

¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo, esclavo de la muerte? ¡La gracia de Dios, por medio de Jesucristo, nuestro Señor! Palabra de Dios.

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Mensaje[1]

La experiencia que Pablo describe la descubrimos cada uno de nosotros en nuestra vida: «Querer el bien lo tengo a mi alcance, as no el realizarlo, puesto que no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero». Parece que el yo no se reconozca en su propio comportamiento. Aun así, tomar conciencia de esta contradicción arraigada en lo más profundo de la vida de cada uno de nosotros significa entender nuestro límite y nuestra finitud radicales.

Pero de ahí nace la oración al Señor para que venga en ayuda de nuestra debilidad. La primera lucha que el creyente está llamado a combatir es precisamente la lucha interior, en su corazón, en su propia vida, para que no prevalezca el hombre carnal y crezca dçia a día el hombre espiritual. Ser conciente de que somos débiles hace que nos dirijamos a Dios, que nunca deja de dar su palabra y su ayuda a quien se lo pide con fe.

La pregunta final: «¿Quién me librará de este cuerpo que me lleva a la muerte?», es como una angustiada oración al Señor. El apóstol, consciente de su debilidad, sabe que solo el Señor puede salvarle de la espiral del mal. Y contesta la pregunta con un acto de fe en Dios.


[1] Paglia, Vincenzo. La Palabra de Dios cada día – 2023. Edición en español. p. 374.

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