Juan es su nombre

24 de junio

Natividad de San Juan Bautista

Por aquellos días, le llegó a Isabel la hora de dar a luz y tuvo un hijo. Cuando sus vecinos y parientes se enteraron de que el Señor le había manifestado tan grande misericordia, se regocijaron con ella.

A los ocho días fueron a circuncidar al niño y le querían poner Zacarías, como su padre; pero la madre se opuso, diciéndoles: “No. Su nombre será Juan”. Ellos le decían: “Pero si ninguno de tus parientes se llama así”.

Entonces le preguntaron por señas al padre cómo quería que se llamara el niño. El pidió una tablilla y escribió: “Juan es su nombre” Todos se quedaron extrañados. En ese momento a Zacarías se le soltó la lengua, recobró el habla y empezó a bendecir a Dios.

Un sentimiento de temor se apoderó de los vecinos y en toda la región montañosa de Judea se comentaba este suceso. Cuantos se enteraban de ello se preguntaban impresionados: “¿ Qué va a ser de este niño?” Esto lo decían, porque realmente la mano de Dios estaba con él.

El niño se iba desarrollando físicamente y su espíritu se iba fortaleciendo, y vivió en el desierto hasta el día en que se dio a conocer al pueblo de Israel. Palabra del Señor.

Descargar los textos en PDF

La Iglesia celebra hoy el nacimiento de Juan el Bautista. Es una fiesta muy antigua. Junto a María, Juan el Bautista es el único santo de quien se recuerda el día de su nacimiento. Ello se debe a que la vida de ambos es inexplicable sin tener a Jesús como referente: nacieron para Jesús; María para ser su madre y Juan para prepararle el camino. 

En el iconostasio bizantino están representados junto a la puerta central, que es Cristo. Una por un lado y el otro por el otro lado, con un gesto de la mano invitan a los fieles a dirigir su mirada hacia el Salvador. Juan nació para indicar a los hombres el camino hacia Jesús. Es venerado también en el islam: sus reliquias están en la mezquita de los Omeyas de Damasco. 

El evangelista Lucas narra su nacimiento de manera paralela al de Jesús. También sobre él se posó la mirada del Señor. El ángel se aparece a Zacarías mientras lleva a cabo su servicio en el Templo y le anuncia el nacimiento de su hijo. A Zacarías le pareció un anuncio totalmente inverosímil, porque su esposa, Isabel, era de edad avanzada y ya era estéril. El ángel insiste y le sugiere a Zacarías incluso el nombre que deberá poner al niño: le «pondrás por nombre Juan» (que significa: «el Señor es favorable»). Y así fue. En el momento del nacimiento Zacarías recuperó el habla y le dio al niño el nombre de Juan. 

El nacimiento de este niño inaugura una nueva vida para los dos ancianos padres, cuando toda esperanza parecía ya haberse desvanecido a causa de la esterilidad de Isabel. Pero ante, aquel hijo es fruto de la palabra del ángel y su nombre es totalmente nuevo: viene al mundo para llevar a los hombres de su tiempo hacia Jesús. Su ejemplo, su testimonio, nos ayuda también a nosotros y a los cristianos de todos los tiempos: todos -como el Bautista – somos fruto del amor de Dios, nadie de nosotros ha nacido por casualidad. Hemos nacido para ser discípulos de Jesús y preparar el corazón de los hombres para que lo acojan como Salvador del mundo. 


[1] V. Paglia – Comunidad de Sant’Egidio, La palabra de Dios cada día, 2019, 227-228.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *