Inicia tu meditación escuchando este canto. Repítelo en tu corazón
Cristo Jesús – Taizé
Textos bíblicos
Primera Lectura: Deuteronomio 4, 1. 5-9
Salmo 147
Evangelio: Mateo 5, 17-19: El que cumpla y enseñe mis mandamientos, será grande en el Reino de los cielos
Reflexión
Toda la narración del amor de Dios por su pueblo –como aparece en el Antiguo Testamento– llega a su culminación en Jesús. Este es el sentido de las palabras que abren la Carta a los hebreos: «Muchas veces y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas. En estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo» (Heb 1, 1-2).
La historia de la salvación que Dios comenzó con Israel llega a su culminación en Jesús. La Biblia debe ser escuchada página a página, porque cada una contiene un momento de la historia de este extraordinario amor de Dios por los hombres. Cada página debe ser meditada y custodiada con esmero y devoción. El apóstol Pablo, en la segunda Carta a Timoteo, escribe: «Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia; así el hombre de Dios se encuentra perfecto y preparado para toda obra buena de Dios» (2 Tim 3, 16-17).
El discípulo de Jesús, siguiendo su enseñanza, está llamado a acoger en su corazón toda palabra de las Santas Escrituras y llevarla a cumplimiento en la vida de cada día.
Revisa tu vida:
El discípulo de Jesús sabe que no se espera de él lo mínimo que exige la justicia, sino lo máximo que exige la caridad:
¿Eres generoso(a) al entregar tu vida para que los demás tengan vida?
Propósito:
Hoy darás un poco más del mínimo. No sólo darás un trato respetuoso a quienes conoces, serás cordial y amable con todas las personas.
Jaculatoria:
Demos gloria a nuestro Dios