En el día del juicio brillarán los justos como chispas que se propagan en un cañaveral.

Tiempo Ordinario

Martes de la XXXII semana

Dios creó al hombre para que fuera inmortal, lo hizo a imagen y semejanza de sí mismo; mas, por envidia del diablo, entró la muerte en el mundo, y la experimentan quienes le pertenecen.
En cambio, las almas de los justos están en las manos de Dios y no los alcanzará ningún tormento. Los insensatos pensaban que los justos habían muerto, que su salida de este mundo era una desgracia y su salida de entre nosotros, una completa destrucción. Pero los justos están en paz.
La gente pensaba que sus sufrimientos eran un castigo, pero ellos esperaban confiadamente la inmortalidad. Después de breves sufrimientos recibirán una abundante recompensa, pues Dios los puso a prueba y los halló dignos de sí. Los probó como oro en el crisol y los aceptó como un holocausto agradable. En el día del juicio brillarán los justos como chispas que se propagan en un cañaveral.
Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos, y el Señor reinará eternamente sobre ellos.
Los que confían en el Señor comprenderán la verdad y los que son fieles a su amor permanecerán a su lado, porque Dios ama a sus elegidos y cuida de ellos. Palabra del Señor.

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Mensaje[1]

¿Por qué vivir en la justicia si la suerte de los justos parece amenazada y su vida truncada por la violencia? Esa es la gran pregunta del libro de la Sabiduría, que en parte había atormentado también a Job: ¿Por qué los malvados prosperan y los justos sucumben? Y es también la pregunta que a menudo aflora en nuestro corazón: ¿Por qué nos preocupamos tanto por hacer el bien, por no permitir que prevalga la injusticia en el mundo, que el mal derrote al bien? «La vida de los justos está en manos de Dios y ningún tormento les afectará»: esta es la respuesta sabia del autor del libro.

¡Cuántos justos han muerto por hacer el bien, por no renunciar a vivir en el amor! Una vida gastada en el amor no es una vida malgastada, sino una vida que se gana la vida eterna. Quizás a ojos de los hombres los sufrimientos y las tribulaciones que han tenido que soportar eran vistos como una desgracia. Aun así, aunque su vida haya sido breve, brillarán en el día del juicio y mostrarán que la verdadera fuerza está en el amor, no en la prepotencia que se impone a los demás, no en intentar proteger su orgullo. Por eso, continúa la Sabiduría, «gobernarán naciones, dominarán pueblos». El mismo Jesús anunciará en las bienaventuranzas que los humildes «poseerán en herencia la tierra». La fuerza que conquista y vence está en la humildad y en el amor. El amor que ha caracterizado la vida de los justos será un don para todos; el mundo entero se beneficiará. Y su vida está en manos de Dios: ni el mal ni la muerte podrán vencerles.


[1] Paglia, Vincenzo. La Palabra de Dios cada día – 2023 (Spanish Edition) (p. 393-394).

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