El hombre es justificado por la fe y no por hacer lo que prescribe la ley de Moisés

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Jueves de la XXVIII semana

Textos

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos (3, 21-30)

Hermanos: La actividad salvadora de Dios, atestiguada por la ley y los profetas, se ha manifestado ahora independientemente de la ley. Por medio de la fe en Jesucristo, la actividad salvadora de Dios llega, sin distinción alguna, a todos los que creen en él. 

En efecto, como todos pecaron, todos están privados de la presencia salvadora de Dios; pero todos son justificados gratuitamente por su gracia, en virtud de la redención llevada a cabo por medio de Cristo Jesús, al cual Dios expuso públicamente como la víctima que nos consigue el perdón por la ofrenda de su sangre, por medio de la fe. 

Así nos enseña Dios lo que es su actividad salvadora: perdona los pecados cometidos anteriormente, que soportó con tanta paciencia, y nos da a conocer, en el tiempo actual, que él es el justo que salva a todos los que creen en Cristo Jesús. 

¿En dónde quedó, pues, tu derecho a gloriarte? Ha sido eliminado. ¿Por cumplir la ley? De ninguna manera, sino por aceptar la fe. Porque sostenemos que el hombre es justificado por la fe y no por hacer lo que prescribe la ley de Moisés. ¿Acaso Dios es Dios sólo de los judíos? ¿No lo es también de los no judíos? Evidentemente que sí, puesto que no hay más que un solo Dios, que justifica por medio de la fe tanto a los judíos como a los no judíos. Palabra de Dios

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Mensaje[1]

Hasta ahora Pablo afirma que Dios ha revelado su justicia, pero los hombres no la ha acogido. Los paganos no la han reconocido ni en los signos de la creación ni en su conciencia. Israel , que había recibido la Ley, la ha convertido no en una manera de aderirse a Dios con todo el corazón, sino en un instrumento de autojustificación. 

Pablo afirma que Israel no es una excepción entre los pueblos: todos los hombres son iguales ante Dios. Se elección, pues, no es un privilegio del que deban gloriarse. Es más bien una decisión que requiere una respuesta de amor. Si Israel no responde, traiciona la alianza.

Pero Dios, a pesar de la traición, no rompe su alianza con Israel. La elección es firme, no por la fidelidad del pueblo, sino por la de Dios. el amor indefectible de Dios es uno de los pilares que sustenta toda la historia de Israel hasta llegar a su culminación con Jesús que, por amor, da toda su vida. 

Pablo exhorta a los cristianos de Roma a no despreciar la ley, y sobre todo pide que amen con todo el corazón la nueva alianza establecida por Dios con todos los hombres a través de la fe en Cristo. Esta aliazna es nueva porque se basa no en la ley, sino en la fe: «Ahora, independientemente de la ley, la justicia de Dios se ha manifestado, atestiguada por la ley de los profetas, justicia de Dios por la fe en Jesucristo».Pablo afirma que la ley no es destruida. Pero con Cristo ha empezado una nueva época en la que Dios invita a todos, sin discriminaciones, a aceptar su gracia y a ser partícipes de su pueblo. Es la «buena nueva» de la que Pablo ha sido testigo.


[1] Paglia, Vincenzo. La Palabra de Dios cada día – 2023. Edición en español. pp. 366-367.

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