Cayó el diluvio sobre la tierra

Tiempo Ordinario

Martes de la semana VI

Textos

† Lectura del libro del Génesis (6, 5-8; 7, 1-5. 10)

En aquel tiempo, viendo el Señor que en la tierra la maldad del hombre era muy grande y que sus actitudes eran siempre perversas, se arrepintió de haber creado al hombre, y lleno, de profundo pesar, dijo: “Borraré de la superficie de la tierra al hombre que he creado, y con el hombre, también a los cuadrúpedos, reptiles y aves, pues estoy arrepentido de haberloscreado”.

Pero Noé encontró gracia ante el Señor. Así pues, el Señor le dijo a Noé: “Entra en el arca con toda tu familia, pues tú eres el único hombre justo que he encontrado en esta generación. De todos los animales puros toma siete parejas, macho y hembra; de los no puros, una pareja, macho y hembra; y lo mismo de las aves, siete parejas, macho y hembra, para que se conserve su especie en la tierra. Pasados siete días, haré llover sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches, y borraré de la superficie de la tierra a todos los vivientes que he creado”. Noé hizo todo lo que le mandó el Señor, y siete días después, cayó el diluvio sobre la tierra. Palabra de Dios.

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Mensaje[1]

Los autores bíblicos tienen clara conciencia de que el mal no es obra de Dios, sino del hombre. En efecto, es en lo profundo del corazón humano donde anidan los sentimientos de odio, venganza y orgullo. Desde el primer capítulo del Génesis se ve claramente cómo la historia humana está marcada por la violencia que enfrenta a unos contra otros. Todos los ámbitos de la existencia quedan envenenados por la maldad de los hombres, hasta el punto de que Dios «se arrepintió de haber creado al hombre en la tierra. Y profundamente afligido…». 

El corazón del mismo Creador se desgarra por la difusión de la violencia entre los hombres y los pueblos. La violencia hace imposible la convivencia, y empuja a la creación al caos primordial. Esto es el diluvio: no es un castigo de Dios, sino la consecuencia de la violencia humana, que hace retroceder todo al caos, a como era el mundo antes de la creación. Es una imagen que transmite un mensaje fuerte y actual como nunca.

Pensemos en las guerras y en sus consecuencias; en la violencia que se ejerce sobre la misma creación y la naturaleza humana, y en sus consecuencias; en la misma pandemia, que resulta ser la consecuencia de la violencia sobre la naturaleza… por no mencionar los abusos cometidos sobre la vida de los pequeños y los ancianos. Esta página de la Escritura dibuja alguno de los rasgos de la situación actual del mundo, en que la violencia parece haberse convertido en norma de vida: más que en el encuentro y en el diálogo se confía en la ley de la fuerza para resolver los conflictos y encaminarse hacia la paz. Los creyentes, como Noé, están llamados a caminar con Dios, y a escucharlo para vencer el mal y alejar la violencia destructora.


[1] Paglia, Vincenzo. La Palabra de Dios cada día – 2023. Edición en español. pp. 104-105.

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