¿Acaso se paga bien con mal? Agenda Cuaresmal. Semana II. Miércoles

Inicia tu meditación escuchando este canto. Repítelo en tu corazón

Cristo Jesús- Taizé

Textos bíblicos

Primera Lectura: Jeremías 18, 18-20 

Salmo 30 

Evangelio: Mateo 20, 17-28:  Lo condenarán a muerte

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Reflexión

Jesús se está acercando a Jerusalén, y por tercera vez, de forma más extensa que las anteriores, confía a sus discípulos lo que le espera en la ciudad santa: será condenado a muerte, entregado a los tribunales paganos, crucificado, y al tercer día resucitará. Los discípulos, como a menudo nos sucede también a nosotros, no le escuchan, o piensan que exagera, como de costumbre. O bien hacen una escucha selectiva, y en este caso se hacen sordos al anuncio de la resurrección. 

El evangelista narra que los discípulos, ante este anuncio repleto del drama de la muerte, tienen la cabeza en otra parte. Jesús piensa con gran preocupación en lo que le ocurrirá en Jerusalén, y ellos en cambio se preocupan por el puesto que van a ocupar o que van a reivindicar para sí. Jesús va hacia la cruz, y ellos, como los hijos de Zebedeo piensan en «tronos de gloria». Jesús, con gran paciencia, vuelve a enseñar a los discípulos para que aprendan el camino que deben seguir, y por tanto las cosas que deben pedir.  Como un buen maestro acepta su ambición, pero le cambia el sentido, le da la vuelta: «el que quiera ser grande entre ustedes, que sea el que los sirva, y el que quiera ser primero, que sea su esclavo». Es el camino contrario al que propone el mundo, al que nosotros instintivamente elegimos. 

Jesús, con su propia vida, nos muestra la otra alternativa respecto al estilo de vida del mundo y del narcisismo que está envenenando la sociedad: es el camino hacia la Pascua de resurrección, que pasa sin embargo por la cruz.

Revisa tu vida: 

¿Que valores del ambiente en el que vives te resultan más atractivos y seductores? ¿Son compatibles con el evangelio? 

Propósito: 

Proponte durante esta semana asumir actitudes de servicio donde quiera que te encuentres.

Jaculatoria: 

Sálvame, Señor, por tu misericordia

Concluye tu meditación escuchando y apropiándote este canto:

Nada te turbe – Tizé

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