Tiempo Ordinario
Lunes de la XXXIV semana
Textos
† Del evangelio según san Lucas (21, 1-4)
En aquel tiempo, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que echaban sus donativos en las alcancías del templo. Vio también a una viuda pobre, que echaba allí dos moneditas, y dijo: “Yo les aseguro que esa pobre viuda ha dado más que todos. Porque éstos dan a Dios de lo que les sobra; pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir”. Palabra del Señor.
Fondo Musical: P. Martin Alejandro Arceo Álvarez
Mensaje[1]
Son cuatro versículos sencillos; el primer par, para mostrar dos comportamientos que contrastan fuertemente entre sí, el segundo, para extraer una enseñanza.
Jesús «observaba» y «veía» dos actitudes diferentes frente al cofre de las ofrendas del templo. La primera es la de aquellos que echan de manera habitual sus ofrendas, calificados con un simple adjetivo que, en su carácter genérico, implica un juicio: «ricos». La segunda es un gesto único y ejemplar; a la persona que lo realiza se la califica de inmediato con precisión: una mujer, «viuda», «pobre», que echa dos monedas de poco valor.
El segundo par de versículos muestra que el «ver» de Jesús no se queda nunca en la superficie, sino que penetra en los corazones hasta descubrir las motivaciones profundas del obrar humano.
Lo que Jesús ve, y revela, es la verdad del ánimo humano, que ni la hipocresía de los ricos ni la humilde modestia de la viuda logran esconder.
Y ésta es la enseñanza: el valor del don no ha de ser medido con criterios contables, sino en función de la generosidad y de las condiciones del donante. La medida es dar sin medida: «Toda la vida que posees»
[1] G. Zevini – P.G. Cabra, Lectio divina para cada día del año.12., 429-430.