No conviene que un profeta muera fuera de Jerusalén.

Tiempo Ordinario

Jueves de la XXX semana

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le dijeron: “Vete de aquí, porque Herodes quiere matarte”.

El les contestó: “Vayan a decirle a ese zorro que seguiré expulsando demonios y haciendo curaciones hoy y mañana, y que al tercer día terminaré mi obra.

Sin embargo, hoy, mañana y pasado mañana tengo que seguir mi camino, porque no conviene que un profeta muera fuera de Jerusalén.

¡Jerusalén, Jerusalén, que matas y apedreas a los profetas que Dios te envía! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas, pero tú no has querido! Así pues, la casa de ustedes quedará abandonada.

Yo les digo que no me volverán a ver hasta el día en que digan: ‘¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!’ ”. Palabra del Señor.

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El evangelio de hoy, nos hace sentir el contexto amenazador y peligroso en el que Jesús vivía y trabajaba. Herodes, el mismo que había matado a Juan Bautista, quería matar a Jesús.

El aviso de los fariseos a Jesús. «Se acercaron a Jesús unos fariseos y le dijeron: “Vete de aquí, porque Herodes quiere matarte». Es importante notar que Jesús recibió el aviso de parte de los fariseos. Algunas veces, los fariseos están juntos con el grupo de Herodes queriendo matar a Jesús, pero aquí, se solidarizan con Jesús y quieren evitar que muera. En aquel tiempo, el poder del rey era absoluto. No daba cuenta a nadie de su manera de gobernar. Herodes había matado a Juan Bautista y ahora está queriendo terminar con Jesús.

La respuesta de Jesús. «Vayan a decirle a ese zorro que seguiré expulsando demonios y haciendo curaciones hoy y mañana, y que al tercer día terminaré mi obra». Es una respuesta clara y valiente. Llama a Herodes ‘zorro’. Para anuncia el Reino Jesús no depende del permiso de las autoridades políticas. Manda un recado informando que va a continuar su trabajo hoy y mañana y que seguirá hasta pasado mañana, es decir el tercer día.

En esta respuesta se percibe la libertad de Jesús ante el poder que quería impedirle de realizar la misión recibida del Padre. ¡Pues, quien determina los plazos y la hora es Dios y no Herodes! Al mismo tiempo, en la respuesta se deja ver un cierto simbolismo relacionado con la muerte y la resurrección en el tercer día en Jerusalén. Es para decir que no morirá en Galilea, sino en Jerusalén, capital de su pueblo, y que resucitará el tercer día.

Lamento de Jesús sobre Jerusalén. «¡Jerusalén, Jerusalén, que matas y apedreas a los profetas que Dios te envía!». Este lamento de Jesús sobre la capital de su gente evoca la larga y triste historia de la resistencia de las autoridades a los llamamientos de Dios que les llegaban a través de los profetas y de los sabios. En otro lugar Jesús habla de los profetas perseguidos y matados desde Abel hasta Zacarías. Llegando a Jerusalén justo antes de su muerte, mirando hacia la ciudad desde lo alto del Monte de los Olivos, Jesús llora sobre ella, porque no reconoció en tiempo en que Dios vino a visitarla.

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