Yo les aseguro: el que es fiel a mis palabras no morirá para siempre

Cuaresma

Jueves de la semana V

Textos

† Del evangelio según san Juan (8, 51-59)

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Yo les aseguro: el que es fiel a mis palabras no morirá para siempre”.

Los judíos le dijeron: “Ahora ya no nos cabe duda de que estás endemoniado. Porque Abraham murió y los profetas también murieron, y tú dices: ‘El que es fiel a mis palabras no morirá para siempre’. ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron.

¿Quién pretendes ser tú?” Contestó Jesús: “Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, aquel de quien ustedes dicen: ‘Es nuestro Dios’, aunque no lo conocen. Yo, en cambio, sí lo conozco; y si dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como ustedes.

Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se regocijaba con el pensamiento de verme; me vio y se alegró por ello”.

Los judíos le replicaron: “No tienes ni cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?” Les respondió Jesús: “Yo les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy”.

Entonces recogieron piedras para arrojárselas, pero Jesús se ocultó y salió del templo. Palabra del Señor.

Fondo Musical: P. Martin Alejandro Arceo Álvarez

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Mensaje

Sigamos leyendo la última parte del capítulo 8 del evangelio de Juan, en el cual nos encontramos nuevas revelaciones de Jesús, revelaciones que –como lo vemos en la anotación final del evangelista- provocan un fuerte rechazo por parte del auditorio: «entonces tomaron piedras para tirárselas».

Jesús les dice a sus discípulos que no verán la muerte, o dicho de otra manera, que quien crea en él tendrá la vida. Así lo prometió a la Samaritana, a los judíos de Jerusalén, a todo el que crea en él. En este pasaje la promesa de la vida implica que “no verá la muerte”. 

Ante semejante afirmación aparece nuevamente la incomprensión de sus oyentes, que por ser de “abajo”, interpretan sus palabras en sentido literal y no en el sentido pleno que Jesús le da. Por eso lo acusan de estar endemoniado.

Jesús, como era su costumbre, no responde a las objeciones de sus adversarios explicando el significado de sus palabras, sino apelando a su relación única con el Padre, donde está el verdadero fundamento de sus afirmaciones. Lo que Jesús busca con todo esto es precisamente que el Padre sea reconocido en sus obras.

Para concluir, Jesús pronuncia la palabra más fuerte y decisiva sobre si mismo: “En verdad, en verdad les digo antes que naciera Abraham, Yo soy”.

El “Yo soy”, proclama fuertemente su relación de Hijo con Dios. La experiencia de Jesús es la de una relación perfecta y absoluta con el Padre. Jesús es plenamente consciente de su condición de Hijo. En la medida en que nosotros sus discípulos, estando en Jesús, vivamos una relación filial con el Padre, participamos de su mismo misterio.

La insistencia sobre la escucha y la obediencia al Evangelio muestra a los discípulos el camino a seguir para ser liberados de las esclavitudes del mundo, incluida la muerte. ¿por qué nos resistimos a sus palabras?

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