¿Acaso Dios ha rechazado a su pueblo? 

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Sábado de la XXX semana

Textos

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos (11, 1-2. 11-12. 25-29)

Hermanos: Yo les pregunto: ¿Acaso Dios ha rechazado a su pueblo? De ninguna manera.

Pues yo también soy israelita, descendiente de Abraham y de la tribu de Benjamín. Dios no ha rechazado a su pueblo, pues él mismo lo eligió.

Y vuelvo a preguntarles: ¿Acaso los judíos han tropezado para no volver a levantarse? De ninguna manera, puesto que su caída ha tenido como consecuencia que la salvación llegue a los paganos y esto provoque la emulación de los judíos. Ahora bien, si su caída ha sido riqueza para el mundo y su empobrecimiento ha sido riqueza para los paganos, ¿cuánto más lo será la plena aceptación de la fe por parte de todos los judíos? No quiero que ignoren, hermanos, el designio de Dios que se oculta en todo esto, para que no anden presumiendo. La ceguera de una parte del pueblo de Israel, durará hasta que todos los paganos hayan aceptado la fe, y entonces todo el pueblo de Israel se salvará, conforme a lo que dice la Escritura: Vendrá de Sión el libertador, para alejar de Israel toda maldad y estableceré mi alianza con ellos, cuando haya borrado sus pecados.

De manera que, por lo que toca al Evangelio, los judíos son enemigos, para el bien de ustedes; pero, por lo que toca a la elección de Dios, son muy amados de él, en atención a los patriarcas, porque Dios no se arrepiente de sus dones ni de su elección. Palabra de Dios.

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Mensaje[1]

En esta tercera reflexión sobre el significado de Israel en la historia de la salvación, Pablo intenta comprender el plan que tiene Dios para su pueblo. Aun habiendo afirmado que el verdadero Israel son solo aquellos pocos que han demostrado ser fieles a su Dios aceptando a Jesús como el Mesías, Pablo se plantea el problema de aquellos que no han hecho ese paso tan decisivo. 

¿Cabe la posibilidad de que Dios, tras haber elegido a un pueblo formando por judíos y gentiles, haya rechazado al Israel histórico y lo haya abandonado a su destino? El Señor no ha abandonado a «su pueblo», afirma Pablo con fuerza desde el inicio.

Pablo adivina una misteriosa relación entre el pueblo de Israel y la nueva alianza; es un vínculo lleno de misterio pero indudablemente partícipe de la historia de la salvación. La nueva alianza va unida a la primera como el nuevo injerto va unido al tronco viejo en el que es colocado.

Con todo, los creyentes de la nueva alianza no tienen que enorgullecerse; al contrario, están llamados a dar gracias por haber sido llamados a la salvación. Pablo termina con un himno a la profundidad de la sabiduría divina que no deja de guiar la historia de los hombres.

Y escribe a los romanos: «No quiero que ignoréis, hermanos, este misterio, no sea que presumáis de sabios: el endurecimiento parcial que sobrevino a Israel durará hasta que entre la totalidad de los gentiles, y así, todo Israel será salvado». Es una visión profética de la historia que revela una proximidad singular entre el antiguo Israel y los creyentes en Cristo.


[1] Paglia, Vincenzo. La Palabra de Dios cada día – 2023. Edición en español. pp. 383-384.

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