Esperando contra toda esperanza, Abraham creyó

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Sábado de la XXVIII semana

Textos

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos (4, 13. 16-18)

Hermanos: La promesa que Dios hizo a Abraham y a sus descendientes, de que ellos heredarían el mundo, no dependía de la observancia de la ley, sino de la justificación obtenida mediante la fe.

En esta forma, por medio de la fe, que es gratuita, queda asegurada la promesa para todos sus descendientes, no sólo para aquellos que cumplen la ley, sino también para todos los que tienen la fe de Abraham. Entonces, él es padre de todos nosotros, como dice la Escritura: Te he constituido padre de todos los pueblos.

Así pues, Abraham es nuestro padre delante de aquel Dios en quien creyó y que da la vida a los muertos y llama a la existencia a las cosas que todavía no existen. El, esperando contra toda esperanza, creyó que habría de ser padre de muchos pueblos, conforme a lo que Dios le había prometido: Así de numerosa será tu descendencia. Palabra de Dios.

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Mensaje[1]

Pablo afirma que desde  el inicio de la historia la salvación viene de la fe. Y recuerda el libro del Génesis que narra la conversión de Abrahán. Todos somos «herederos» dicha fe porque esta es fruto de escuchar la Palabra de Dios y no de seguir formalmente ciertas prácticas religiosas o de pertenecer «étnicamente» a un grupo particular.

La justificación de Abrahán fue la fe, y no las obras que llevó a cabo. Confió totalmente en Dios, aunque no tenía garantías claras y evidentes. Por eso es llamado justo: Dios lo convirtió en justo por la fe y lo salvó. Y por eso el apóstol lo difine como el «Padre de todos nosotros»: Abrahán tiene una paternidad sobre todos los creyentes.

Y es hermoso que en su fe se encuentre la raíz común no solo del judaísmo, sino también del cristianismo y del Islam. Volver a la raíz de su fe que pone en práctica el mandamiento de Dios sin dudar, «esperando contra toda esperanza», nos ayuda a descubrir la fraternidad común con todos los hombres.

De hecho, Dios mismo hizo de él «padre de muechas naciones». En un tiempo de divisiones y conflictos, escuchar la Palabra de Dios es el camino que lleva a la fraternidad y que llama a pueblos distintos a buscar una salvación para todos. 


[1] Paglia, Vincenzo. La Palabra de Dios cada día – 2023. Edición en español. pp. 368-369.

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