¡Yo estaré junto a ti, dice el Señor! Agenda Cuaresmal. Domingo de la semana III.

Inicia tu meditación escuchando este canto. Repítelo en tu corazón

Cristo Jesús – Taizé

Textos bíblicos

Primera Lectura: Éxodo 17, 3-7

Salmo 94 

Segunda Lectura: Romanos 5, 1-2.5-8

Evangelio: Juan 4, 5-42:  Un manantial capaz de dar la vida eterna

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Reflexión

El Evangelio de este tercer domingo de Cuaresma nos lleva a Sicar, la antigua Siquem, donde también se detuvo Abrahán y que Jacob adquirió para darla a su hijo José. En tiempos de Jesús formaba parte de Samaría, una tierra hostil a Israel. El pozo de Sicar sehabía convertido en un lugar especialmente precioso por el agua, y como ocurría en el pasado con las fuentes públicas, era también un lugar de encuentro. Es lo que sucede ese día, hacia el mediodía: Jesús, sediento, se había sentado junto al pozo. Al ver a la mujer acercarse le pide: «Dame de beber». 

También nosotros, al acercamos al pozo de la Palabra de Dios, encontramos a Jesús que nos espera y nos pide: «Dame de beber». En realidad él quiere nuestros corazones, nuestro amor, nuestro afecto. Nosotros, al igual que la samaritana, podemos rechazar esa petición tan fuerte de amor y compañía. Puede darnos miedo que se nos pida involucramos de una forma fuerte y exigente. Es más fácil dar rienda suelta a nuestra pereza, a nuestros pequeños amores, a nuestros pequeños horizontes. 

Pero aquella mujer no dejaba de tener cierta astucia: cuando Jesús habla de un agua distinta, por la que no tendría ya más sed ni necesitaría caminar ya hasta el pozo, rápidamente buscó su provecho. Podríamos decir que del Evangelio quería quedarse con lo que le resultaba útil pero seguir siendo la de siempre. Sin embargo, el encuentro con Jesús es personal, y él la ayudó a ser ella misma: no la agredió, no la humilló repasando su historia de amores buscados y traicionados, sino que la comprendió. Y esto es lo que la conmovió: ser comprendida, conocida y amada tal como era. Y ella, que había ido a sacar agua, se convierte en una fuente de vida. 

Revisa tu vida: 

La imagen del cántaro que se vacía y que hay que volver a llenar de agua evoca una vida insatisfecha: Cuando estamos insatisfechos somos insaciables: pedimos, exigimos reclamamos, pero nada nos satisface. 

Propósito: 

Identifica tus insatisfacciones, 

Jaculatoria: 

Señor, que no seamos sordos a tu voz

Concluye tu meditación escuchando y apropiándote este canto:

Nada te turbe – Taizé

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