¡Bendito el hombre que confía en el Señor! Agenda Cuaresmal. Jueves de la semana II

Inicia tu meditación escuchando este canto. Repítelo en tu corazón

Cristo Jesús – Taizé

Textos bíblicos

Primera Lectura: Jeremías 17, 5-10 

Salmo 1

Evangelio: Lucas 16, 19-31: Recibiste bienes en tu vida y Lázaro, males; ahora él goza del consuelo, mientras que tú sufres los tormentos

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Reflexión

La página del Evangelio del pobre Lázaro es una de las más conocidas, en parte porque continúa describiendo una de las situaciones más comunes en la vida de las sociedades, incluso contemporáneas. El hombre rico que banquetea opíparamente no ha quedado relegado al pasado, ni tampoco Lázaro es una figura que haya desaparecido. Dos personas, dos situaciones: abajo Lázaro, con los ojos atentos a la mesa del rico en espera de que alguna migaja se caiga de ella y llegue hasta él; arriba el rico continúa banqueteando como si Lázaro no existiera. Ni siquiera lo ve. 

Para el Señor, y por tanto para sus discípulos, la distancia entre el rico y Lázaro es un escándalo inaceptable al que no se puede encontrar justificación alguna. Y ese gran abismo marcará la suerte triste que le tocará al rico, de la que se da cuenta tarde, demasiado tarde, cuando ya es imposible superarlo. 

La Palabra de Dios toca nuestro corazón y lo empuja a la misericordia hacia los muchos Lázaros de nuestras ciudades. Evitemos que el abismo entre pobres y ricos continúe profundizándose y ensanchándose. Si escuchamos la Palabra de Dios y no a nuestro egocentrismo escucharemos el grito de los pobres, crecerá la compasión hacia ellos, veremos su necesidad de ayuda y les ofreceremos mucho más que las migajas. 

Revisa tu vida: 

Toca ahora revisar tus habitos de consumo. ¿Gastas más del dinero del que dispones? ¿Eres un consumidor compulsivo? ¿Compras lo que necesitas o cosas innecesarias? 

Propósito: 

Revisa lo que tienes almacenado y selecciona lo que no utilizarás ni en el corto ni en el mediano plazo. Comparte con quien en realidad pueda necesitarlo.

Jaculatoria: 

Dichoso el hombre que confía en el Señor

Concluye tu meditación escuchando y apropiándote este canto:

Nada te turbe

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