Inicia tu meditación escuchando este canto. Repítelo en tu corazón
Textos bíblicos
Primera Lectura: Isaías 1, 10. 16-20
Salmo 49
Evangelio: Mateo 23, 1-12: Los fariseos dicen una cosa y hacen otra
Reflexión
Jesús arremete contra «los escribas y los fariseos». Les acusa de no ser verdaderos pastores del pueblo de Dios. Con su conducta contradicen la fe que profesan: «hacen fardos muy pesados y difíciles de llevar y los echan sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con el dedo los quieren mover». Hacen lo posible por ponerse de ejemplo. Les encanta ensanchar las «filacterias» pero no observan lo que contienen. Las filacterias eran pequeños estuches que contenían rollos de pergamino con algunos pasajes bíblicos, y que se ponían sobre la frente (para recordar lo que estaba escrito en ellos) y se ataban al brazo izquierdo (para poner en práctica sus palabras). Pero se habían convertido en una mera práctica exterior que a menudo traicionaba el contenido mismo de las palabras allí custodiadas.
Jesús continúa su acusación: «ensanchan las orlas del manto» –es decir, las pequeñas trenzas de tela con un cordón morado y azul dispuestas en los cuatro ángulos de las vestiduras externas–, pero no viven su significado. Está escrito: «Cuando los vean (los flecos), se acordaran de todos los preceptos del Señor. Así los cumpliran» (Nm 15, 39). También Jesús llevaba las orlas. Pero los fariseos las alargaban sin crecer al mismo tiempo en la misericordia. Por eso Jesús dice a la gente: «hagan, pues, todo lo que les digan, pero no imiten sus obras».
Jesús subraya la primacía absoluta de la Palabra de Dios. Todos los creyentes están sometidos a ella: deben acogerla con fe, comunicarla con generosidad y vivirla de manera radical siempre y en todo lugar. Descubriremos que la verdadera alegría y la verdadera grandeza consisten en ser siervos de la Palabra de Dios: escucharla con fe y comunicarla a todos hasta los confines de la tierra, imitándole a él, manso y humilde de corazón.
Revisa tu vida:
Hoy se trata de revisar la coherencia, la correspondencia que hay entre lo que decimos y lo que hacemos, entre lo que creemos y nuestro estilo.
Propósito:
Detecta los focos rojos de tus incoherencias y procura que las prácticas cuaresmales -ayuno, oración y limosa- te ayuden a crecer en coherencia.
Jaculatoria:
Muéstranos, Señor, el camino de la salvación