Inicia tu meditación escuchando este canto. Repítelo en tu corazón
Textos bíblicos
Primera Lectura: Ester 4, 17
Salmo 137
Evangelio: Mateo 7, 7-12: Todo el que pide recibe
Reflexión
Jesús, después de habernos dado el «Padre nuestro», vuelve a insistir en la eficacia de la oración; y lo hace de una manera muy clara: «Pidan y se les dará». Jesús sabe bien que es fácil dejarse llevar por la duda y la incertidumbre; y nos exhorta a no dudar del Señor y de su amor. Somos sus hijos y Él, como un padre, está atento a nuestra oración.
Escuchar a Dios es la base de nuestras oraciones. Jesús insiste en decirnos que el Padre escucha y ejemplifica esta enseñanza con una imagen fácilmente comprensible: ¿Puede un padre ser sordo a la invocación de sus hijos? Pero, viendo quizás la mirada todavía incrédula de los discípulos, Jesús insiste para que se elimine cualquier incertidumbre por pequeña que sea: « todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra». Esta convicción, es importante insistir, no se basa en la calidad de nuestra oración (obviamente necesaria), sino en la misericordia ilimitada de Dios.
Jesús continúa presentando a Dios como un padre amoroso que, obviamente, solo puede dar cosas buenas a sus hijos. Advierte: si los padres de la tierra no dan piedras en vez de pan, cuánto más el Padre celestial, que es verdaderamente bueno, cuidará y protegerá a sus hijos. Por lo tanto, la oración siempre es eficaz.
El pasaje del Evangelio se cierra con una norma, llamada «regla de oro», presente también en otras tradiciones religiosas: «traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes». Estas palabras, vividas por Jesús, adquieren la novedad de un amor que no se pone ningún límite: él nos entregó su amor sin esperar nada a cambio de nuestra parte. Esta es la regla de oro de la vida cotidiana.
Revisa tu vida:
Revisa el trato que das a las personas que dependen de ti ¿Las tratas como quieres que te traten a ti?
Propósito:
Corrige en tu relación con los demás: actitudes despectivas, discriminatorias o excluyentes.
Jaculatoria:
De todo corazón te damos gracias, Señor
Concluye tu meditación escuchando y apropiándote este canto: