¡Creyeron en Dios! Agenda Cuaresmal. Miércoles de la semana I

Inicia tu meditación escuchando este canto. Repítelo en tu corazón

Cristo Jesús – Taizé

Textos bíblicos

Primera Lectura: Jonás 3, 1-10

Salmo 50 Segunda Lectura

Evangelio: Lucas 11, 29-32: A la gente de este tiempo no se le dará otra señal

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Reflexión

Jesús está rodeado de mucha gente. El evangelista habla de «gente» que se agolpa alrededor de Jesús. Al igual que entonces, muchas personas hoy en día buscan palabras que les reconforten y ayuden a no sucumbir a los muchos miedos que hacen la vida difícil. Hemos estado a merced de una pandemia que ha perturbado a todo el planeta; y muchos han mirado al cielo en busca de ayuda. Hemos sentido en nuestra carne el miedo de ser golpeados. Una sensación de desconcierto nos ha envuelto a todos; y los más débiles han sido aún más golpeados. Vemos que aumentan los desequilibrios físicos y mentales, la pobreza y la marginación, la desesperación y la angustia; y, como en los tiempos de Jesús, la gente pide un signo, un acontecimiento, más o menos prodigioso, que pueda liberarles de la angustia. 

En estas circustancias despierta la ilusión de un «salvador» que tome todo en sus manos y de que pueda ofrecernos soluciones como por arte de magia. Sin embargo, no hay acontecimientos mágicos que cambien la vida, no hay fortunas repentinas que hagan los días más serenos. Hay necesidad de un «signo» verdadero, de un salvador verdadero que ayude a cambiar los corazones, para hacerlos más solidarios, más acogedores y capaces de amar. Este signo es Jesús. Es Él quien cambia los corazones. 

Hay necesidad de que las calles y plazas de nuestros pueblos y ciudades sean recorridas de nuevo por la predicación del Evangelio, como sucedió en Nínive con la predicación de Jonás. El Evangelio ayuda a cambiar el corazón, a hacerlo de carne y ya no de piedra. Los cristianos de esta generación somos llamados a comunicar el Evangelio del amor a la generación de hoy. El Evangelio es la única fuerza verdadera que hace más humanos a los hombres y a las mujeres. 

Revisa tu vida:

Las soluciones a los problemas que nos angustian se gesta en el corazón.

¿En los ambientes y espacios a tu alcance se incluye la proclamación de la Palabra para encontrar soluciones a los problemas ordinarios?

Propósito:

Ser como Jonás: un signo de la misericordia de Dios; no por el propio esfuerzo, sino porque llevas la Palabra de Dios a situaciones difíciles.

Jaculatoria: 

A un corazón contrito, Señor, no lo desprecias.

Concluye tu meditación escuchando y apropiándote este canto:

Nada te turbe – Taizé

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