Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías

29 de julio

Santos Marta, María y Lázaro

Textos

† Del evangelio según san Juan (11, 19-27)

En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.»  Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará.»  Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día.»  Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?»  Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.» Palabra del Señor

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Mensaje[1]

Hoy la Iglesia recuerda a Marta, a María y a su hermano Lázaro. Es una familia de amigos de Jesús, cuyos nombres aparecen varías veces en los Evangelios. Podríamos decir que acoger a Jesús en su casa los convierte en un modelo par nosotros. El evangelio de Juan en particular muestra una familia en un momento dramático: Lázaro, que estaba gravemente enfermo, muere, y Jesús va con los discípulos a verles.

Marta es la mujer que acoge y que sale al encuentro de Jesús, mientras que María se queda sentada en casa. «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano», dice Marta. Parece un reproche, pero en realidad es una demostración de fe, porque sabe que la presencia de Jesús da vida.

Estas palabras de la hermana de Lázaro nos llevan al lado de muchos enfermos, de muchos ancianos y de muchas otras personas abandonadas y solas que esperan sin que nadie las cure. La oración de Marta nos recuerda que en realidad Jesús nunca está lejos de la vida de quien sufre.

Él, como hizo con su amigo Lázaro, está junto a los enfermos y nos llama a seguirle. Cada discípulo debe albergar en su corazón sentimientos hermanos que ayuden a construir una sociedad solidaria, fraterna y, por tanto, humana.

Para ello es imprescindible convertir el corazón, es decir, tener los mismos sentimientos de Jesús, como los que sintió por Lázaro. Jesús se conmovió por aquella muerte, lloró y pidió que lo acompañaran a la tumba de su amigo.

A Marta le dice: «Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?». Es la misma pregunta que Jesús nos hace a todos para encender una luz de esperanza. Y Marta le contesta: «Si, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo». Hagamos nuestra esta profesión de fe de Marta


[1] Paglia, Vincenzo. La Palabra de Dios cada día – 2023. Edición en español. pp. 280-281.

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