Una vez los árboles fueron a buscarse un rey…

Tiempo Ordinario

Miércoles de la XX semana

Textos

Del libro de los Jueces (9, 6-15)

En aquellos días, se reunieron todos los hombres de Siquem y todas las familias de Bet-Mil-Lo y proclamaron rey a Abimélek, junto a la encina de la piedra memorial que hay en Siquem.

Se lo anunciaron a su hermano Jotam, quien subió a la cumbre del monte Garizim, y desde ahí levantó la voz y clamó: “Escúchenme hombres de Siquem, y que Dios los escuche a ustedes.

Una vez los árboles fueron a buscarse un rey. Le dijeron al olivo: ‘Sé nuestro rey’.

Pero el olivo les respondió: ‘¿Voy a renunciar al aceite que utilizan los dioses y los hombres, para ir a presumir por encima de los árboles?’ Entonces, los árboles le dijeron a la higuera: ‘Ven a ser nuestro rey’. La higuera les respondió: ‘¿Voy a renunciar a mis dulces y sabrosos frutos, para ir a presumir por encima de los árboles?’ Le dijeron luego los árboles a la vid: ‘Ven a ser nuestro rey’.

La vid les respondió: ‘¿Voy a renunciar a mi vino, que alegra a los dioses y a los hombres, para ir a presumir por encima de los árboles?’ Finalmente, todos los árboles le dijeron a la zarza: ‘Ven a ser nuestro rey’.La zarza les respondió: ‘Si de veras quieren hacerme su rey, vengan a descansar bajo mi sombra. Pero si no es así, que brote fuego de la zarza y devore a los cedros del Líbano’”. Palabra de Dios.

Descargar los textos en PDF

Mensaje[1]

Este periodo de la historia de Israel es muy confuso. Las ambisiones personales y la idolatría se habían apoderado del pueblo de Israel y habían debilitado su fuerza. Abimélec, hijo de Yerubaal, que se había proclamado rey sin haber sido llamado por Dios, mostraba la perversión a la que se había llegado.

Abimélec asesinó a sus propios hermanos no porque hubieran traicionado a Dios, sino para afirmar su poder. Jotán, el menor de los hijos de Gedeón que se había salvado de la masacre de los suyos, se puso a gritar contra Abimélec.

Sus palabras son la voz profética que condena a Abimélec y también a aquellos que lo habían elegido, y anuncia que el castigo llegará pronto. El apólogo de Jotán que reproduce el texto habla de tres árboles, el olivo, la higuera y la vid, que son las tres plantas más comunes de la región.

La moraleja del apólogo es que sería perjudicial que estas tres plantas que son muy útiles en su ámbito se convirtieran en rey. Estarían totalmente fuera de lugar. Quizás se moverían pero de ese modo mostrarían su veleidad y su insipiencia.

Y cuando un ciruelo, que no tienen inteligencia alguna, es nombrado rey, entonces se ve claramente lo peligroso que puede ser. Sea como sea, no sirve para nada; su orden de ir a cobijarse a su sombra es una amarga ironía. Al contrario, el fuego que prende fácilmente en la zarza seca y que se extiende rápidamente podría significar un peligro también para el árbol más majestuoso de todo Oriente: el cedro de Líbano. La violencia siempre produce violencia. Y quien la utiliza termina siendo él mismo víctima de la violencia.


[1] Paglia, Vincenzo. La Palabra de Dios cada día – 2023. Edición en español. pp. 306-307.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *