No se dejen apartar de la esperanza que les dio el Evangelio que escucharon

Tiempo ordinario

Sábado de la XXII semana

Textos

De la carta del apóstol san Pablo a los colosenses (1, 21-23)

Hermanos: En otro tiempo ustedes estaban alejados de Dios y en su corazón eran enemigos de él a causa de las malas acciones de ustedes; pero él los ha reconciliado ahora consigo por medio de la muerte que Cristo sufrió en su cuerpo mortal, para hacerlos santos, puros e irreprochables a sus ojos. Sin embargo, es necesario que permanezcan firmemente cimentados en la fe y no se dejen apartar de la esperanza que les dio el Evangelio que escucharon, el cual ha sido predicado en todas partes y a cuyo servicio yo, Pablo, he sido destinado. Palabra de Dios.

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Mensaje[1]

La reconciliación entre las criaturas no es una doctrina abstracta, es una realidad que se hace concreta a partir de Jesús. y la comunidad cristiana es el lugar donde esa reconciliación se hace visible desde el principio. Pablo lo describe a los cristianos de Colosas al tiempo que les exhorta a no olvidar cómo y, como bárbaros,  estaban aferrados al culto de los ídolos viviendo lejos del pueblo de la Alianza, y por tanto, de Dios. 

El apóstol anima a los colosenses a que comprendan la novedad radical que el Evangelio introduce en la vida del hombre. Se trata de un verdadero renacimiento, que los autores sagrados no dudan en llamar «nueva creación». La salvación que trae el Evangelio no es, pues, una teoría filosófica basada en razonamientos abstractos. 

Se basa en la muerte de una persona concreta, de un «cuerpo de carne»: Jesús. Y de su muerte, renace una vida nueva. El Hijo, en efecto, para obtener la reconciliación, se ha rebajado hasta hacerse solidario en todo (excepto el pecado) con la situación humana de lejanía de Dios.

Los creyentes que no lo han acogido son también ellos santos, inmaculados e irreprensibles como lo es el Hijo. Y están llamados a vivir de manera digna esta vocación. Cuando se acoge el Evangelio, hay que mantenerse fie a él hasta el fondo.

El apóstol recuerda a los colosenses, y también a los creyentes de hoy, que el Evangelio ha sido anunciado a«toda criatura bajo el cielo», es decir, ha sido predicado a las distintas culturas del mundo conocido y en todas las franjas de la sociedad. Esta garantía de universalidad es una valiosa fuerza en todas la épocas, pero especialmente en este tiempo en el que parece que resurgen particularismos que fomentan odios y conflictos. El Evangelio de Cristo actúa para reunir a todos en la única familia de Dios.


[1] Paglia, Vincenzo. La Palabra de Dios cada día – 2023. Edición en español. pp. 325-326.

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