Que el Señor los llene y los haga rebosar de un amor mutuo
Pablo colma de cariño y elogios a los fieles de Tesalónica. Pero ese afecto no le hace ciego. La fe de los tesalonicenses ha recibido buenas bases pero aún debe madurar, completarse, crecer. Ese dato es muy importante y va mucho más allá de la circunstancia particular de ese lugar y de ese momento.
¿Qué le puede faltar a quien ya cree que Jesús es el Mesías y el Señor? Los cristianos tesalonicenses ya creían, evidentemente, en Jesucristo, pues le hemos escuchado a Pablo decir, en el capítulo primero de esta misma Carta, que «su fe en Dios ha llegado a ser conocida, no sólo en Macedonia y Acaya, sino en todas partes». Y sin embargo, algo falta a esa fe, que es tan grande y ya famosa. ¿No es cosa de ponerse a meditar un poco?
Tradicionalmente los protestantes han afirmado que la fe, fe viva en Cristo, es suficiente. Y en cierto sentido es así. Pero también es verdad, y también lo enseña la Biblia, que a esa fe viva algo le falta, o por lo menos, algo le puede faltar, dado que los tesalonicenses tenían esa fe, una fe que era digna de encomio, pero que necesitaba ser completada. Por hoy quedémonos con esa inquietud. En cierto modo el resto de la Carta que estamos meditando nos ayudará a encontrar respuesta a nuestra pregunta sobre la madurez de la fe.
31 agosto 2023. Textos bíblicos y mensaje del jueves de la XXI semana del tiempo ordinario.