Dos características destacan indudablemente, en los escritos del apóstol Juan; dos notas que parecen contradecirse en términos físicos, pero se complementan bellamente cuando se trata de espiritualidad: altura y profundidad, es decir: ojo a lo alto y mirada a lo profundo.
En el corazón de la doctrina de Juan tenemos un conjunto armonioso y complementario de experiencias vividas desde Dios y hacia Dios. En este sentido el término clave de su mensaje sería «comunión».
Estar «en comunión» es precisamente participar-de, recibir y compartir, aprender y ejercer un lenguaje, vivir lo mismo aunque no en la misma forma, en fin, llegar a ser con el otro. Es algo tan central en el mensaje de Juan, que llega a decirnos: «eso les anunciamos para que también ustedes estén en comunión con nosotros» (1 Jn 1,3).
Es preciso que nuestra fe católica redescubra la potencia de esas expresiones. «Estar en comunión», «comulgar», que es su equivalente, significa mucho más que participar de un rito, asentir a una doctrina o permanecer bajo una disciplina eclesiástica, aunque todo ello tiene también su valor. Es respirar de un mismo Espíritu, tener unas referencias experienciales comunes, haber aprendido juntos un modo de hablar sobre el Señor, llorar con las lágrimas del hermano y reír con su sola sonrisa.
27 diciembre 2023. Textos bíblicos y mensaje en el tercer día en la Octava de Navidad: San Juan evangelista.