En adelante ya no te llamarás Jacob sino Israel
Dios, nuestro Dios, nos hace fuertes para que le venzamos: esta es la gran paradoja. Le gusta ser vencido por lo que, si él no nos lo diera, no tendría poder alguno sobre él. Y esto que nos da es la oración que brota de la fe, y la compasión que brota de sabernos amados sin condición ni medida.
Tales son, pues, nuestras «armas» para ganarle a Dios: orar, creer, compadecer. No podemos tener misericordia sin asemejarnos al Rey compasivo. Y no podemos ser semejantes a él sin tener una participación en su poder. De este modo la paradoja no contradice el ser divino pero sí lo revela en una dimensión que nuestras razones nunca hubieran podido imaginar.
11 julio 2023. Textos bíblicos y mensaje del martes de la XIV semana del tiempo ordinario.