Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina
Los discípulos de Jesús vivimos en permanente combate espiritual, y en éste, hay un ganador: Cristo Jesús, con el poder del Espíritu Santo.
Cristo es el lugar de la victoria de Dios. El enemigo es fuerte y puede hacer mucho daño. Pero Cristo es más fuerte y puede hacer mucho bien. Mayor es su bien que el mal que puede infligirnos el enemigo.
No reconocer el bien que nos llega en Cristo es potencialmente peligroso. Puede llevarnos a perder la salvación después de que ya era nuestra. Es en este contexto en donde podemos comprender la gravedad en que incurre el que se acerca a Dios pero con un corazón dividido. Su suerte queda bien descrita en la imagen impresionante del que arregló su casa sólo para que fuera más confortablemente destruida.
Dos cosas entonces hemos de pedir a Dios: confianza en su poder y resolución en nuestro camino de conversión hacia él.
11 octubre 2024. Textos bíblicos y mensaje del viernes de la XXVII semana del tiempo ordinario.
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