Evangelio del Día

El Señor bajará al monte Sinaí a la vista del pueblo

La invisibilidad de Dios es señal de su grandeza y de su misterio, pero a la vez es raíz de la dificultad misma del acto de la fe, y por consiguiente, de la esperanza y del amor, que sólo pueden seguir a la fe.

Dios se deja ver. Su presencia es imponente. Aparentemente todos quedarán convencidos, pero el desarrollo de los acontecimientos mostrará que no es así. La misma multitud que hoy vemos atónita ante la manifestación del poder divino, luego querrá «ver más», y por eso, según leemos en el capítulo 32 del Éxodo, querrá hacerse un «dios visible».

De todo esto aprendemos varias cosas: Primero, que no siempre ver ayuda. A veces «ver» es el comienzo de «querer controlar». Segundo, el temor crea conversiones ficticias. Tercero, necesitamos un Dios que se deje ver, porque si no le conocemos no creeremos en él, pero que aun así oculte de sí lo suficiente para que comprendamos que él es el Señor y no una fuerza en nuestras manos o un poder para nuestros deseos. Es decir: necesitamos de Jesucristo.

27 julio 2023. Textos bíblicos y mensaje del jueves de la XVI semana del tiempo ordinario.

Voy a hacer que llueva pan del cielo

Los israelitas no recorrieron el desierto como un camino de liberación sino como un camino de murmuración. Esto es importante tenerlo en cuenta porque nos hace entender que los problemas no se concentraban en una persona –el faraón–, ni en un lugar –Egipto–, ni en un sistema de gobierno –una cierta monarquía–.

El triste resumen es muy distinto: adonde van los humanos va la humanidad; adonde van los humanos, por consiguiente, van sus congojas, sus orgullos, sus codicias, su capacidad de mentir, el hedor de sus traiciones, el doloroso espectáculo de su ingratitud.

También es verdad lo contrapuesto: donde van los humanos va la esperanza, van la posibilidad del heroísmo y de la grandeza, de la santidad y de una generosidad capaz de conmover a sus mismos autores. #fraynelson

26 de julio 2023. Textos bíblicos y mensaje del miércoles de la semana XVI del tiempo ordinario.

No teman; permanezcan firmes y verán la victoria…

Impacta la impresionante inestabilidad del corazón humano. Ya habían decidido los egipcios que era mejor dejar ir a los hebreos, pero ahora cambian y se resuelven a una persecución furiosa. Ya habían festejado los hebreos su liberación, pero ahora cambian al sentirse perseguidos y piensan que hubiera sido mejor quedarse en Egipto.

Para el Faraón el duelo de su hijo primogénito fallecido ha durado poco. Es un hombre muy capataz y poco papá, en realidad. Pronto hace sus cuentas y comprende lo sucedido: ¡ha perdido una fuerza de trabajo! ¡No ha cuidado sus recursos de producción! Y a eso es a lo que sale, brioso como su propios corceles: a recuperar las fuentes de su riqueza y a demostrar a todos quién es el dueño de Egipto.

Dios, por su parte, revela a Moisés el sentido de la maravillosa intervención que hará junto al mar: de lo que se trata es de demostrar si esos israelitas son una fuerza de trabajo para la gloria de un hombre, o si son unos elegidos y bendecidos para manifestación de la gloria de Dios. #fraynelson

24 julio 2023. Textos bíblicos y mensaje del lunes de la semana XVI del tiempo ordinario.

Ese día será para ustedes un memorial 

La Pascua será, para todo el Antiguo Testamento, la gran fiesta, la primera y madre de todas las fiestas del pueblo hebreo. En ella está, de una manera dinámica y viva, la síntesis de toda la fe y toda la esperanza del pueblo elegido. La Pascua, en efecto, es un «credo en acción»; más que una ENSEÑANZA sobre el Dios que libera, es una EXPERIENCIA de la libertad que Él y sólo Él puede conceder.

La Pascua contiene en sí una fuerza de revelación inmensa. En ella se recuerda y hace presente, se proclama y se reconoce a Dios en toda la fuerza de su poder, en toda la inmensidad de su ternura, en toda la grandeza de sus designios, en toda la perfección de sus obras.

El Dios de la Pascua es el Dios solícito por su pueblo, cercano a los dolores de quienes le pertenecen, atento a la tribulación de sus niños, celoso por el bien de su rebaño. Por su parte, el pueblo «pascual» es aquel que se fía de creador y redentor; es el pueblo que reconoce su pequeñez pero también la grandeza de su Dios; admite su debilidad, pero conoce la fuerza de su Señor; es humilde y confiesa su pecado, pero sabe a Dios vencedor de ese mismo pecado. #fraynelson

21 julio 2023. Textos bíblicos y mensaje del viernes de la XVI semana del tiempo ordinario.

Mi nombre es Yo soy

La expresión misteriosa y bella, YHWH, que se ha traducido e interpretado de muchas maneras, nos habla del ser bello y misterioso, y de la riqueza insondable que hay en Dios. Él es «el que es», Él es «el que ha de ser, el que será, el que se mostrará, el que se ha mostrado», en fin, hay más posibilidades aún. Y esa misma multiplicidad y complementariedad de significaciones nos ayuda a evitar el riesgo de sentir que tenemos a Dios en nuestras manos o en el poder de nuestros rezos. Dios es siempre el Otro, el Trascendente, aquel que no agotamos, aquel que no podemos envolver en nuestras teorías, explicaciones o historias singulares.

Así entendemos por qué Dios «añade» a su nombre el vínculo con una historia, es decir, con aquellos nombres que suenan próximos a nuestros días y noches, a nuestras dudas y búsquedas: Abraham, Isaac, Jacob… ¡Esto es lo más admirable de todo: ver que el Dios del cielo se deja conocer como Dios que camina con su pueblo! Lo más grande no es recibir un nombre «raro», como las religiones orientales tienen sus «mantras». ¡Lo más grande es reconocer que nuestro Dios es a la vez próximo y trascendente, peregrino y eterno! #fraynelson

20 julio 2023. Textos bíblicos y mensaje del 20 de julio de 2023.

Quítate las sandalias, porque el lugar que pisas es tierra sagrada

El llamado de Moisés nos recuerda que Dios irrumpe en nuestra historia; pero también nos recuerda que él llama a seres humanos limitados como instrumentos de su obra.

El llamado que Dios hace a Moisés nos sirve de modelo para apreciar algunos rasgos preciosos de las llamadas de Dios. Por eso, antes de continuar, apreciemos en su medida lo que esto significa: que Dios llame al hombre. Nada más natural que el hombre llame a Dios, porque nuestra condición de creaturas nos hace prontos al dolor y la indigencia, y por ello, prontos a la súplica. Hay que considerar en cambio como «sobrenatural» que Dios llame al hombre, que lo implique en sus planes, que cuente con él y haga un camino junto a él.

19 julio 2023. Textos bíblicos y mensaje del miércoles de la XV semana del tiempo ordinario.

Lo llamó Moisés, que significa: “De las aguas lo he sacado”.

La primera lectura de hoy nos enseña ante todo que Moisés es un «salvado.» La opresión del faraón le rodea, le acosa, le anega, pero no logra destruirlo. De niño, es salvado de las aguas; de adulto, se salva huyendo al desierto y haciendo vida de pastor.

Lleno de amor y sensibilidad por el destino de su pueblo, Moisés es el hombre que no se deja atrapar tampoco por las delicias o ventajas de la corte egipcia, a la que de algún modo tenía pleno acceso, como hijo adoptivo de la hija del Faraón. Y también esto es ser salvado, en este caso, del egoísmo y de la comodidad.

Así salvado tantas veces, Moisés será luego salvador. Será el testigo creíble de que Dios es capaz de vencer con el poder de su sabiduría y de su amor a todas las artimañas del enemigo. Lleno de amor por el Dios que lo rescató de tantas maneras, Moisés se atreverá un día a anunciar lo impensable: que la palabra y la voluntad del faraón no son soberanas sobre los hijos de Dios.

18 de julio 2023. Textos bíblicos y mensaje del martes de la XV semana del tiempo ordinario.

Subió al poder en Egipto un nuevo faraón, que no había conocido a José

De tantas cosas que podemos aprender de la primera lectura, destaquemos una, que los imperios tienen siempre un enemigo declarado: los niños.

Los niños son la fuerza de la vida nueva; son el mensaje que saluda al presente desde el futuro. El mundo que pisamos es más de ellos que nuestro, y por eso su sola presencia nos recuerda que nunca seremos demasiado dueños de nada.

Faraón rechaza, por supuesto, esa idea; sufre con horror la idea de que su imperio cambie la forma que él conoce, que él ha establecido. Quisiera que su voluntad se volviera eterna y que ninguna fuerza nueva cambiara sus planes. Su solución: que los niños mueran. Es la «solución» que repiten los faraones de nuestro tiempo.

17 julio 2923. Textos bíblicos y mensaje del lunes de la XV semana del tiempo ordinario.

Dios cuidará de ustedes y los hará salir de Egipto

Sin el talento y sabiduría de José, que llegó a ser administrador de las riquezas de Egipto, su propia familia habría perecido de hambre. El vino a ser un instrumento de la Providencia de Dios, y gracias a su intervención la promesa hecha a Abraham pudo continuarse en la historia del pueblo elegido que a la vera de los egipcios vino a crecer de modo asombroso. Llegaron a ser muy numerosos y en esa fecundidad y vitalidad vino a verse como un primer cumplimiento de aquello que Dios había dicho a Abraham, que tendría descendientes como las estrellas del cielo.

Sin embargo, el lugar de la alianza no podía ser Egipto. La tierra que Dios dio a Abraham no fue esa, y la prueba está en que cuando él tuvo que conseguir sepulcro para Sara lo buscó y lo compró donde Dios le indicaba, es decir, en Canaán. Egipto, pues, no podía ser sino una etapa, una larga pero no definitiva parada en el largo peregrinar de la fe del pueblo creado por el poder de Dios.

En el ocaso de su vida, José comprende de modo maravilloso que su vida era parte de ese plan pero que el plan iba más allá, hacia tierras, gentes y tiempos que él ya no alcanzaría a ver. Como un acto de profecía, y también un modo de unirse al destino de la promesa, él no quiere que sus huesos queden en los elegantes pero idolátricos sepulcros egipcios. Sus huesos, imagen su de su última voluntad y de su última posesión, tendrán que seguir peregrinando, porque sólo hay descanso allí donde Dios cumple sus promesas.

15 julio 2023. Textos bíblicos y mensaje del sábado de la XIV semana del tiempo ordinario.

No tengas miedo de ir a Egipto. Yo iré contigo allá, José te cerrará los ojos…

La historia sapiencial de José culmina con el abrazo del hijo al papá, es decir, el abrazo a Jacob. Las lágrimas de gozo quieren borrar los surcos que dejó el llanto angustiado de tantas otras noches. Una frase asoma a los labios mustios del anciano padre: «Ya pudo morir tranquilo, pues te he vuelto a ver y vives todavía.»

En esa frase podemos reconocer a otro anciano, esta vez del Nuevo Testamento, el viejo Simeón, que, cargando en sus brazos al Niño Jesús, dijo lo que repetimos cada noche en la oración de completas: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz; porque mis ojos han visto la salvación…»

Ese hijo recobrado, José, o ese niño tan aguardado, Jesús, colman de tal modo la vida, que ya ni la muerte parece ni grande ni fuerte. La vida tiende hacia una meta, que a veces es relativamente clara y otras no. Ver vencida a la muerte, saber que su fuerza no venció en José, y sobre todo, que quedá tronchada para siempre por la Cruz de Cristo, hace clara la vida trae el descanso de Jacob y la sonrisa de Simeón. #fraynelson.