El rostro de Moisés resplandecía
El rostro de Moisés reflejaba algo de la luz divina. La oración lo convertía en un pequeño espejo de la hermosura del cielo. Lo mismo hará Dios con nosotros si de veras nos enamoramos de la oración.
La oración que nos hace iluminar es aquella que primero nos ha hecho arder. Irradiamos luz porque hemos sido contagiados del fuego que viene de lo alto. En al escuela de los grandes orantes, como Moisés, aprenderemos a orar no como quien hace un negocio sino como quien dilata su tiempo y su corazón frente al mejor amigo.
Todo aquel que brille está llamado a trasmitir la voluntad de Dios. Utiliza tus cualidades y liderazgo para atraer a otros al querer de Dios, para que se encuentren con Él, para que encuentren su ruta en esta vida.
2 agosto 2023. Textos bíblicos y mensaje del miércoles de la XVII semana del tiempo ordinario.