Evangelio del Día

Para Dios todos viven

Jesús presenta el mundo del cielo, donde los lazos de sangre no cuentan como en la tierra porque son vivificados por el Espíritu: se mantienen pero se transforman en una relación mucho más rica. Es el mundo de los resucitados: en él, dice Jesús, ya no hay esposa ni esposo porque todos son plenamente hijos. Es el mundo del futuro de Dios, donde los lazos que hemos contraído se hacen eternos y profundos entre todos. 

El Padre -dice Jesús- es el Señor de los vivos, no de los muertos. Todo aquel que se une a Jesús y confía ya ahora su vida a Dios, es «hijo de la resurrección»: vive en la tierra como en el cielo, es decir, experimenta la vida según el Espíritu y no según la carne.

23 noviembre 2024. Textos bíblicos y mensaje del sábado de la XXXIII semana del tiempo ordinario.

Han convertido mi cas en cueva de ladrones

La voz del profeta y del predicador realiza un ministerio de limpieza, de purificación (cf. Jn 15,3). También hay acciones que purifican, como la que vemos hoy en la acción de Jesús. Seguramente todos amamos la pureza y todos queremos ser templos vivos del Dios vivo (cf. 1 Cor 6,19). Pregunta: ¿estamos dispuestos a ser purificados por el Señor, aunque ello implicara algo como la escena que vemos hoy en el Evangelio?

Jesús purifica el templo y luego inicia un intenso ministerio de predicación en el templo purificado. La pureza no es un fin en sí misma, sino un espacio que abrimos para acoger más y mejor la gracia y la palabra. La pureza es como el silencio: nos libera del peso muerto, del pasado estéril, del ruido estorboso, y nos abre el mensaje precioso del Dios Santo y Bello.

El acto de Jesús se convierte en una especie de sentencia de muerte contra sí mismo.

22 noviembre 2024. Textos bíblicos y mensaje del viernes de la XXXIII semana del tiempo ordinario.

Contempló la ciudad, lloró por ella

Jesús tiene Jerusalén ante sus ojos. Al ver la ciudad que tanto había ansiado estalla a llorar; el término griego éclausen expresa la fuerza del llanto de Jesús. Ante sus ojos se levanta la ciudad santa, la meta deseada por todo israelita, el símbolo de la unidad del pueblo. Pero Jerusalén está traicionando la vocación que contiene su propio nombre: «Ciudad de la paz». 

La injusticia y la violencia recorren sus calles, los pobres son abandonados y los débiles, oprimidos, y sobre todo está a punto de rechazar al «príncipe de la paz» que va a visitarla. Los habitantes de Jerusalén no lo querrán ni siquiera muerto dentro de sus murallas: «vino a los suyos, y los suyos no lo recibieron», escribe el prólogo del Evangelio de Juan.

21 noviembre 2024. Textos bíblicos y mensaje del jueves de la XXXIII semana del tiempo ordinario.

Les entregó una moneda de mucho valor a cada uno

La parábola del dinero confiado ofrece a su modo otro enfoque sobre el presente y el futuro. Un rey se va y anuncia que regresará. Su retorno es futuro pero los negocios que ha dejado son presentes. Casi podemos decir que los ha dejado encargados del presente. Es la condición humana. Nada tenemos sino el presente. Podemos añorar o detestar, pero no alterar nuestro pasado; podemos desear o temer, pero no tocar nuestro futuro. Sólo tenemos el presente. Sólo el presente. Y en ese presente se juega nuestro futuro y nuestro destino entero.

Este texto del evangelio se parece mucho al de los talentos, pero hay una pequeña diferencia en el desenlace. En la parábola de los talentos nada se dice sobre aquel talento que había sido enterrado; en el pasaje de hoy, en cambio, sí se cuenta un destino para el dinero que no fue puesto a trabajar: «entrégenlo al que lo hizo producir diez veces más». La extrañeza de quienes presencian la escena es ocasión de la respuesta que da aquel rey, y que sin duda Cristo quiere que escuchemos: «Les aseguro que al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene».

20 noviembre 2024. Textos bíblicos y mensaje del miércoles de la XXXIII semana del tiempo ordinario.

Trataba de conocer a Jesús, pero la gente se lo impedía

Todos estamos demasiado en el suelo, demasiado preocupados por nosotros mismos, por nuestras cosas, como para poder ver a Jesús pasar. Tampoco basta ponerse de puntillas y quedarse donde uno está. Zaqueo tuvo que correr, salir de la muchedumbre y subir a un árbol. Y la muchedumbre no es solo la que está fuera de nosotros; muchas veces nuestro corazón está atestado de pensamientos y preocupaciones que nos mantienen sometidos y esclavos de nuestro yo. 

19 noviembre 2024. Textos bíblicos y mensaje del martes de la XXXIII semana del tiempo ordinario.

¿Qué quieres que haga por ti?

En el encuentro entre nosotros y Jesús se realiza la curación. Jesús, como reconociendo la iniciativa del ciego, le dice: «Recobra la vista; tu fe te ha curado». Aquel ciego empieza a ver y ve también con los ojos del corazón, porque empieza a seguirlo. No se queda solo disfrutando su curación. No; comprende que debe participar en la curación del mundo para que los hombres vean la misericordia de Dios y se conviertan a Él. Aquel ciego encarna al creyente, a aquel que reconoce su ceguera, reza con fe al Señor, se deja curar y sigue al Maestro. Es un ejemplo para todos nosotros.

18 noviembre 2024. Textos bíblicos y mensaje del lunes de la XXXIII semana del tiempo ordinario.

¿Cuándo llegará el Reino de Dios?

El evangelio de hoy presenta la llegada del Reino de Dios como algo desprovisto de todo espectáculo. No triunfa por la grandiosidad de esas «señales» que tanto le reclamaban a Jesús para admitir su autoridad o el origen de su misión en Dios. El Reino prospera ciertamente; avanza sin detenerse; incoado por el ministerio del Mesías, ya ha sido irreversiblemente decretado para la historia humana; y sin embargo, no aplasta, no se impone por encima de los hombres sino desde «dentro» de ellos. Por eso dice el Señor: » el Reino de Dios ya está entre ustedes»).

14 noviembre 2024. textos bíblicos y mensaje del jueves de la XXXII semana del tiempo ordinario.

Mientras iban de camino, quedaron limpios de la lepra.

Tras haber indicado que los diez leprosos quedaron sanos, el evangelio añade que solo uno vuelve atrás «alabando a Dios en voz alta»; y al llegar cerca de Jesús se postra «rostro en tierra a los pies de Jesús» y le da las gracias. El evangelista quiere subrayar con este gesto el siguiente paso a la conversión: reconocer a Jesús y confiarle la vida. 

La curación total, en efecto, afecta también al corazón. Podríamos decir que el décimo leproso no queda solo «curado» sino también «salvado». Los otros nueve, todos judíos, tal vez consideraban la curación como algo obligado, por el hecho de ser hijos de Abrahán. El décimo, un samaritano, un extranjero, sintió la curación como una gracia, como un don no merecido, que exigía devolver amor a cambio.

13 noviembre 2024. Textos bíblicos y mensaje del miércoles de la XXXII semana del tiempo ordinario.

No somos más que siervos; sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer

Es interesante meditar en el lugar paradójico del cristiano en medio del mundo. Su tesoro es único, su mensaje es maravilloso; nada puede compararse a la gracia que ha recibido y nada puede vencer a la fuerza que le ha salvado. Mas esa fuerza obra de modo paradójico. Nunca está a disposición de nosotros, como sucede, o se quiere que suceda, en el ámbito de la magia. Cristo, en el evangelio de hoy, pone las cosas en su sitio: la gracia no está en tus manos, sino tú en sus manos.

Desde este punto de vista, trabajar para Dios no es otra cosa que dejar que Dios trabaje en nosotros. No porque no hagamos fuerza o esfuerzo, sino porque todo nuestro esfuerzo es una bendita oportunidad, una maravillosa bendición, que más debe ser agradecida a cuenta de Dios que contabilizada a cuenta de nosotros.

12 noviembre 2024. Textos bíblicos y mensaje del martes de la XXXII semana del tiempo ordinario.