El hombre es finito y limitado, no puede contar ni la arena del mar ni las gotas de lluvia, ni tampoco los días ni los siglos. Los creyentes tienen la responsabilidad tanto de acoger el don de la sabiduría como de ponerla en práctica para ayudar a todos a comprender el sentido de la historia y del mundo con la mirada y el pensamiento de Dios.
«Nuestra época, más que ninguna otra, tiene necesidad de esta sabiduría para humanizar todos los nuevos descubrimientos de la humanidad. El destino futuro del mundo corre peligro si no forman hombres más instruidos en esta sabiduría». (Concilio Vaticano II, Constitución pastoral Gaudium et spes, No. 15)
20 febrero 2023. Textos bíblicos y mensaje del lunes de la semana VII del tiempo ordinario.