El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.
El evangelio de hoy nos presenta un rostro de Jesús que puede extrañarnos: «No piensen que he venido a traer paz a la tierra.» Esta frase debe ser comprendida en paralelo con aquello otro que dijo a sus discípulos casi al momento de su partida: «La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da.» (Jn 14,27). La conclusión es que Cristo no es un amante de la guerra pero tampoco es partidario de una falsa paz.
La razón es que el amor que Dios ofrece y pide no tiene comparación con ningún otro amor. Este principio no es nuevo: es simplemente el resultado de tomar en serio el primer mandamiento de la ley de Dios. Resultará difícil hacer esta elección por Dios, sin embargo, porque implicará romper con muchas cosas para preferirlo a él. Tal es el sentido de la Cruz: cada vez que preferimos a Dios dejando de lado alguna cosa que nos gusta o nos atrae, algo muere en nosotros. Mas al igual que en el caso de la Cruz de Cristo, este misterio de Cruz no quedará sólo en muerte sino que traerá vida, vida perdurable.
15 julio 2024. Textos bíblicos y mensaje del lunes de la XV semana del tiempo ordinario.