Contempló la ciudad, lloró por ella
Jesús tiene Jerusalén ante sus ojos. Al ver la ciudad que tanto había ansiado estalla a llorar; el término griego éclausen expresa la fuerza del llanto de Jesús. Ante sus ojos se levanta la ciudad santa, la meta deseada por todo israelita, el símbolo de la unidad del pueblo. Pero Jerusalén está traicionando la vocación que contiene su propio nombre: «Ciudad de la paz».
La injusticia y la violencia recorren sus calles, los pobres son abandonados y los débiles, oprimidos, y sobre todo está a punto de rechazar al «príncipe de la paz» que va a visitarla. Los habitantes de Jerusalén no lo querrán ni siquiera muerto dentro de sus murallas: «vino a los suyos, y los suyos no lo recibieron», escribe el prólogo del Evangelio de Juan.
21 noviembre 2024. Textos bíblicos y mensaje del jueves de la XXXIII semana del tiempo ordinario.
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