Mientras iban de camino, quedaron limpios de la lepra.
Tras haber indicado que los diez leprosos quedaron sanos, el evangelio añade que solo uno vuelve atrás «alabando a Dios en voz alta»; y al llegar cerca de Jesús se postra «rostro en tierra a los pies de Jesús» y le da las gracias. El evangelista quiere subrayar con este gesto el siguiente paso a la conversión: reconocer a Jesús y confiarle la vida.
La curación total, en efecto, afecta también al corazón. Podríamos decir que el décimo leproso no queda solo «curado» sino también «salvado». Los otros nueve, todos judíos, tal vez consideraban la curación como algo obligado, por el hecho de ser hijos de Abrahán. El décimo, un samaritano, un extranjero, sintió la curación como una gracia, como un don no merecido, que exigía devolver amor a cambio.
13 noviembre 2024. Textos bíblicos y mensaje del miércoles de la XXXII semana del tiempo ordinario.