¡Dichosos!
La santidad no es un hecho intimista ajeno a la historia humana concreta, del mismo modo que tampoco es un paréntesis de nuestra vida; ser hijos de Dios es pertenecer a su familia. Se trata en realidad de una dimensión que revoluciona la vida de los hombres. En términos evangélicos, la santidad se describe en las bienaventuranzas.
Las bienaventuranzas pueden ayudar a los hombres a salir de la tristeza en la que viven. La concepción de la felicidad evangélica, contraria a la de la cultura dominante, es en realidad una indicación preciosa. Sin duda podemos preguntamos: ¿Cómo puede alguien ser feliz si es pobre, si está afligido, si es humilde y misericordioso? Pero si observamos con mayor atención las causas de la amargura de la vida, descubrimos que son la insaciabilidad, la arrogancia, el abuso y la indiferencia de los hombres. El camino de la santidad no es, pues, un camino extraordinario; es más bien el camino cotidiano de hombres y mujeres que quieren vivir a la luz del Evangelio.
1o. Noviembre 2024. Textos bíblicos y mensaje de la solemnidad de todos Los Santos.