María Magdalena se fue a ver a los discípulos para decirles que había visto al Señor
De María Magdalena se han dicho las cosas más bellas y las más vulgares; se han escrito líneas sublimes y grotescas; se la ha representado como la gran imagen de la misericordia de Dios o como la sombra más persistente al ministerio de Cristo.
Esta multiplicación de versiones sólo deja en claro una cosa: hemos mirado a María Magdalena más como un objeto de la imaginación del pueblo o de los guionistas del cine que como una persona que desde las páginas de la Escritura nos saluda y nos comunica su mensaje.
La fiesta, que celebra la Iglesia en su honor cada año, puede ser la gran ocasión para encontrarnos no con la fantasía, sino con esa maravillosa y salvífica verdad que el Señor nos regala en su Palabra Viva que es la Escritura.
En la vida de la Magdalena lo único grande fue y es Cristo; lo único bello fue y es Cristo; lo único poderoso fue y es Cristo. En ella, como en todos los santos, resplandece Jesús, el Cristo de Dios.
Fue grande Cristo liberándola de siete demonios. Fue grande perdonando sus culpas. Fue grande instruyéndola en el Evangelio vivo. Fue grande concediéndole fortaleza frente a la natural oposición que su presencia podía causar. Fue grande sobre todo llamándola como primera entre todos los hombres y mujeres que hoy proclamamos la verdad central de nuestra fe: ¡el Señor vive!
22 julio 2024. Textos bíblicos y mensaje en la fiesta de Santa Maria Magdalena.