Mes: octubre 2023

Los soberbios y malvados serán como la paja

El lenguaje de la primera lectura de hoy en una primera impresión resulta lejano para nuestro tiempo. Lejano e incómodo. Muchos de nosotros hemos aprendido tanto del amor de Dios y se nos ha enseñado tanto a rechazar como «falso rostro» al Dios castigador, que nos rebelamos espontáneamente frente a ese lenguaje de un día terrible de juicio que está por venir sobre el mundo.

Así como para algunas personas es difícil aceptar la ternura de Dios, es posible que nosotros nos estemos volviendo miopes o ciegos a ciertos aspectos de la revelación bíblica que no niegan esa ternura pero que sí nos recuerdan con cuánta intensidad ama Dios la justicia.

Si miramos la altaneria, el cinismo, la crueldad, con que los malvados destruyen la vida de las personas preguntémonos si la sola ternura tiene una palabra eficaz qué decir en todos esos casos.

Seamos sinceros y dejemos que hable el corazón y todos esperaríamos que al final hubiera justicia, y le daríamos la razón a Malaquías cuando nos invita a esperar que llegue ese momento en que el Señor diga: «Entonces verán la diferencia entre los buenos y los malos, entre los que obedecen a Dios y los que no lo obedecen…».

12 octubre 2023. Textos bíblicos y mensaje del jueves de la XXVII semana del tiempo ordinario

Tú estás triste por una hiedra que no cultivaste ¿no voy a tener compasión de Nínive?

La misericordia debería ser siempre una buena noticia, pero hay ocasiones en que tanto nos alegra que Dios se compadezca de nosotros como nos disgusta que se compadezca de los otros. Y esto es lo que refleja con una pizca de humor la primera lectura de hoy: Jonás considera que en esta ocasión Dios «se pasó de bueno».

Jonás juzga a Dios. lo que sucede cada vez que tratamos de convencer a Dios de que haga justicia a nuestra manera, o en el tiempo y modo que estimamos mejor. El texto deja ver cómo juzga Dios a quien lo juzga.

Dios pone a Jonás a sentir algo de lo que él siente. Jonás, puesto en el lugar de Dios, descubre que hasta un árbol que se marchita tiene su valor, y así aprende algo de cómo nos ama Dios y cuánto le «duele» que nos perdamos.

11 octubre 2023. Textos bíblicos y mensaje del miércoles de la XXVII semana del tiempo ordinario.

Los ninivitas creyeron en Dios, ordenaron un ayuno y se vistieron de sayal

Son tantos los ejemplos de dureza del corazón humano ante el llamado de Dios, son tantas las oportunidades en que los profetas parece que predicaron en el vacío, son tantas, en fin, las ocasiones en que la rebeldía se impone sobre la sensatez, que hoy no podemos sino alegrarnos de que los ninivitas hayan aceptado la palabra de Jonás.

Jonás nos enseña mucho sobre la voluntad y el amor de Dios; en él Dios nos da una señal: podemos ser fecundos en Dios aunque nos hayamos resbalado y caído.

De la enseñanza de Jonás aprendemos: 1. Que nuestras acciones tienen consecuencias. 2. Las consecuencias de los pecados de cada uno se suman y multiplican, y crean situaciones que nos afectan a todos. 3. El cúmulo de las consecuencias negativas lleva a momentos de desastre o colapso.

Por lo que ve a la virtud de la penitencia: 1. Esta parte del amor de Dios, que sólo por amor nos llama a evitar el desastre a que nos conducen nuestros pecados.2. Es entonces un acto de amor que quiere restituir la gloria a Dios y cuidar el bien del prójimo.

Los pasos para una conversión seria y real son: escuchar la Palabra de Dios, atender y creer, arrepentirnos del pecado y reparar haciendo oración y penitencia.

10 octubre 2023. Textos bíblicos y mensaje del martes de la XXVII semana del tiempo ordinario.

La ciudad donde se hallan enterrados mis padres está en ruinas

El sencillo relato de la primera lectura de hoy nos permite asomarnos al alma generosa y noble de un hombre que, desde su condición laical, tuvo un papel no pequeño en las iniciativas de reconstrucción de Jerusalén después del destierro a Babilonia. Se llama Nehemías, y da nombre a uno de los libros de la Sagrada Escritura.

Para apreciar qué riesgos y qué desprendimientos hubo de asumir el corazón de Nehemías, conviene recordar que la situación de los desterrados, si bien triste desde el punto de vista de la fe, no era ya desesperada en otros aspectos. Es proverbial hablar de lo ingeniosos que son los judíos y de su habilidad para establecerse y prosperar; ciertamente eso no les viene de ayer.

Muchos desterrados del tiempo de Nehemías habían establecido comunidades de mutua ayuda y pequeñas empresas de familia, y empezaban a prosperar, también económicamente, en los mercados más abiertos y nutridos del reino persa donde ahora se encontraban. Nehemías tenía muchas razones para quedarse tranquilo, máxime si pensamos que tenía un puesto sobresaliente en la corte del rey: era el «copero mayor», cargo que indica una extraordinaria confianza.

Nehemías, pues, pone por encima su amor a Jerusalén que estaba en ruinas; puso a Jerusalén por encima de su propia alegría. Estaba triste, teniendo aparentemente todas las razones para sentirse feliz; estaba desolado… porque Jerusalén estaba asolada. Este género de amor, que llega hasta el dolor por el amado, tiene mucho que enseñarnos.

Como dice San Pablo, para los cristianos, nuestra Jerusalén es el cielo. Corremos el riesgo que el bienestar o prosperidad, nos ha sentir que no nos hace falta el cielo y que concentremos en la tierra la búsqueda de nuestra felicidad. Cuando esto sucede nos regodeamos en los placeres y éxitos que vamos logrando, y simplemente se nos olvida a qué cielo pertenecemos.

Jerusalén es también para nosotros el pueblo de Dios, la Iglesia. Y podemos como los contemporáneos de Nehemías olvidarnos de Jerusalén, es decir, dar la espalda a la Iglesia cuando aparecen sus llagas o cuando se muestran sus vergüenzas.

Pidamos, pues, al Señor que nos regale la fidelidad y la audacia de Nehemías, para permanecer en el camino, para que los bienes de este mundo, sean comodidades o conocimientos, no apaguen en nostros el anhelo del cielo y para que en el momento de la crisis para no demos la espalda a nuestra Iglesia, sino que nos dispongamos a reconstruirla y a curar sus llagas.

4 octubre 2023. Textso bíblicos y mensaje del miércoles de la XXVI semana del tiempo ordinario.

Queremos ir contigo, pues hemos oído decir que Dios está con ustedes

Con el paso del tiempo de las doce tribuos de Israel fue la tribu de Judá la que permaneció como testigo de la alianza sinaítica, por ello al pueblo elegido se le designó como “judíos”.
Los judíos tuvieron que sufrir destierro en el 587 a.C. Fueron llevados cautivos a Babilonia, por Nabucodonosor, que se sació humillando a Jerusalén y devastando el templo. Como sabemos, fue el acontecimiento más espantoso que pudiera imaginarse en el contexto de la solemne alianza que Dios había sellado con su pueblo. Aparentemente esto marcaba el final de todo.
Sin embargo, quedó un «pequeño resto», que regresó a Palestina. Sin demasiado entusiasmo, es honesto decirlo, porque la Biblia misma nos ha mostrado en los pasajes que hemos escuchado estos días, de los libros de Esdras, Ageo y Zacarías, que después de la pavorosa humillación de Babilonia, los judíos, que ya eran el único remanente, no estaban demasiado entusiasmados con la idea de levantar ruinas.
El regreso a Palestina fue difícil y paulatino. Muchos judíos prefirieron quedarse en la diáspora, particularmente en Persia, donde prosperaron económicamente y, con el tiempo, desempeñaron funciones de importancia en el imperio. El primer grupo de repatriados llegó a Judá, dirigido por Sesbasar (Esd 1,5-11), quien era funcionario de las autoridades persas. Posteriormente se reedificó el templo (520-515 a.C.) bajo el liderazgo de Zorobabel y el sumo sacerdote Josué (Esd 3-6), con la ayuda de los profetas Ageo y Zacarías.
Con el paso del tiempo se deterioró la situación política, social y religiosa de Judá. Algunos factores que contribuyeron en el proceso fueron los siguientes: dificultades económicas en la región; divisiones en la comunidad; y, particularmente, la hostilidad de los samaritanos»
A la vista de esta historia, que hemos comprimido a grandes trechos, uno siente que detrás de estos azares debe haber algo profundo. ¿Para qué hizo Dios esta obra única, rescatando y a la vez educando, protegiendo y a la vez reprendiendo a los judíos? El profeta Zacarías nos ofrece pistas en el texto que leemos hoy.
El judío, a pesar de su pobreza, lleva una riqueza inmensa al mundo; a pesar de su humillación, dignifica; a pesar de se rudeza, enseña; a pesar de su impotencia, es una señal del señorío intransferible del Dios de cielos y tierra.
Pero no es su riqueza, ni su ciencia, ni es su poder ni su autoconcepto lo que será bendición para el mundo. Es el judío en cuanto se ha convertido en un embajador de la humanidad que sufre destierro, hambre, humillación y desprecio. La vocación propia del judaísmo es la de revelar la verdad del hombre por la obra triste del pecado, y a la vez, la verdad de Dios, por la obra gozosa y gratuita de su amor siempre fiel.

¿Y en dónde vemos esa vocación realizada? En un judío, el más representativo de su raza, el más bello de los hombres, en cuyos labios se derrama la gracia: Jesucristo.

3 octubre 2023. Textos bíblicos y mensaje del martes de la XXVI semana del tiempo ordinario.

 Sus ángeles, en el cielo, ven continuamente el rostro de mi Padre

En la Biblia la palabra Ángel significa «Mensajero», un espíritu purísimo que está cerca de Dios para adorarlo, y cumplir sus órdenes y llevar sus mensajes a los seres humanos.

En el Nuevo Testamento es tan viva la creencia de que cada uno tiene un ángel custodio, que cuando San Pedro al ser sacado de la cárcel llega a llamar a la puerta de la casa donde están reunidos los discípulos de Jesús, ellos creen al principio, que no es Pedro en persona y exclaman: «Será su ángel» (Hch 12, 15).

En el siglo II el gran sabio Orígenes señalaba que: «los cristianos creemos que a cada uno nos designa Dios un ángel para que nos guíe y proteja».

En el año 800 se celebraba en Inglaterra una fiesta a los Ángeles de la Guarda y desde el año 1111 existe una oración muy famosa al Ángel de la Guarda. Dice así:

Ángel del Señor,
que por orden de su piadosa providencia eres mi guardián, c
ustodiame en este día (o en esta noche)
ilumina mi entendimiento,
dirige mis afectos,
gobierna mis sentimientos,
para que jamás ofenda a Dios Señor. Amen.

Y en el año 1608 el Sumo Pontífice extendió a toda la Iglesia universal la fiesta de los Ángeles Custodios y la colocó el día 2 de octubre.

2 octubre 2923. Textos bíblicos y mensaje en la memoria De los Santos Ángeles Custodios.

Ni siquiera después de haber visto, se han arrepentido ni han creído 

La fe cristiana no es fatalista. Lo discípulos de Jesús no creemos que haya un destino marcado, sino que el futuro es un libro que no está escrito, un libro en el que tenemos el derecho a escribir nuestras propias páginas; incluso cuando hemos errado tenemos el derecho a corregir, a mejorar, a recapacitar. No estamos hechos, nos vamos haciendo poco a poco. Cada decisión que tomamos nos transforma.

La conversión es posible. Si cambia nuestra mente y nuestro corazón, cambia también nuestra vida. No estamos atados a nuestro pasado; ni siquiera las decisiones equivocadas tienen por qué atarnos. El segundo hijo de la parábola que leemos hoy en el evangelio fue uno que había dicho en voz alta: «¡No quiero!» Pero una decisión sabia pudo deshacer lo que dijo una palabra necia. Los grandes pecadores «van delante» de los demás no porque sean pecadores sino porque han acogido de corazón el llamado a la conversión.

Jesús nos pide que pensemos si nuestras palabras y nuestras acciones están alineadas. Es fácil hablar, pronunciar y hacer declaraciones. Es más difícil dedicar tiempo, esfuerzarnos y estar atentos. Preguntémonos si profesamos nuestra fe sólo los domingos con palabras o si también lo hacemos en el tiempo que dedicamos a trabajar por el reino de Dios durante la semana. Jesús valora más los pequeños actos de amor que muchas buenas palabras.

1 octubre 20923. Textos bíblicos y mensaje del Domingo de la semana XXVI del tiempo ordinario.