Este pueblo ha cometido un pecado gravísimo al hacerse un dios de oro
Una de las enseñanzas que nos dio el Papa Benedicto XVI en la misa de inauguración de su Pontificado fue sobre la impaciencia. Nos decía el Papa: «¡Cuántas veces desearíamos que Dios se mostrara más fuerte! Que actuara duramente, derrotara el mal y creara un mundo mejor. Todas las ideologías del poder se justifican así, justifican la destrucción de lo que se opondría al progreso y a la liberación de la humanidad. Nosotros sufrimos por la paciencia de Dios. Y, no obstante, todos necesitamos su paciencia. El Dios, que se ha hecho cordero, nos dice que el mundo se salva por el Crucificado y no por los crucificadores. El mundo es redimido por la paciencia de Dios y destruido por la impaciencia de los hombres.»
Los israelitas cayeron en la impaciencia: «no sabemos lo que le ha pasado a Moisés, ese hombre que nos sacó de Egipto.» Quieren respuestas, quieren lo que se puede tener a la mano, ver, tocar. Por eso reclaman un dios que sea visible ya. El Dios que gobierna con sus tiempos y según sus caminos no les convence; quieren un dios que quepa en el tiempo de ellos, que esté a la distancia que les gusta y que por consiguiente los lleve por los caminos que a ellos les agradan. La impaciencia, pues, la incapacidad de esperar al Dios verdadero, lleva a la idolatría, es decir, a construirse dioses falsos. #fraynelon
31 julio 2023. Textos bíblicos y mensaje del lunes de la XVII semana del tiempo ordinario.