La mujer que me diste por compañera me ofreció del fruto del árbol y comí
Dios no abandona nunca a los hombres, ni siquiera cuando pecan y se alejan de él. Buscó a Adán y a Eva, preguntando con afecto: «¿Dónde estás?». A veces nos escondemos del Señor y de su mirada para encerrarnos en nosotros mismos. Ocurre cada vez que vivimos como si Dios no existiese y no fuese nuestro amigo.
Adán, probablemente consciente del pecado cometido, tiene miedo, se avergüenza y se esconde de Dios y como hacemos muchas veces nosotros fue hábil en disculparse atribuyendo a Eva la responsabilidad de sus acciones.
11 febrero 2022. Textos bíblicos y mensaje del sábado de la semana V del tiempo ordinario.