El nivel de vida y virtud que Pablo espera de los cristianos es alto.. Quiere que seamos «compasivos, magnánimos, humildes, afables y pacientes». Y lo primero que nos llama la atención es cómo en todas ellas brilla más la dimensión de recibir y de acoger que la de emprender o sobresalir.
Lo grande de ser cristiano está decisivamente en la capacidad de construir en otros y con otros.
Pablo nos quiere «compasivos» ante la debilidad o dolor de los demás; el mundo a menudo nos manda ser egoístas y tener cuidado sólo de nuestras metas y nuestro propio confort.
Pablo nos quiere «magnánimos», es decir, de alma grande y horizontes amplios; el mundo pretende que nos concentremos en unas metas y que seamos mezquinos en nuestro manejo de los resentimientos y roces con los demás, como condición para construir nuestro pequeño imperio.
Pablo nos pide «humildad» y el mundo nos reclama autosuficiencia, vanidad, egolatría, apetito de honores y una vida centrada en nosotros mismos y nuestros intereses.
Pablo, en fin, quiere que vivamos en la «afabilidad» y la «paciencia», pero ¿quién más en el mundo estaría interesado en ello? El mundo parece pertenecer a los impacientes, a los implacables, a los inescrupulosos y a los «duros».
14 septiembre 2023 Textos bíblicos y mensaje del jueves de la XXIII semana del tiempo ordinario.