Que el mayor de entre ustedes sea su servidor
Los fariseos se creían un punto de referencia, y lo eran, aunque no del modo que imaginaban sino al contrario: lejos de ser espejos de bondad, aquí el Señor los trata como monumentos bien visibles a la hipocresía.
El remedio de la hipocresía pasa por la humildad. En cierto sentido es preciso realizar el acto contrario, es decir: si el hipócrita quiere parecer más de lo que es, el humilde procura que su bondad, su inteligencia o su riqueza no aparezcan. Esto lo ejemplifica el Señor valiéndose de los títulos que eran más apetecibles para los fariseos: querían ser vistos como «maestros», «padres» y «guías».
El Señor quiere que estemos alerta ante el engaño interior que supone vivir en los términos de la apariencia y del mérito.
La cuaresma es tiempo para quitarse no sólo el peso muerto del pecado sino también el estorboso peso de la imagen decorada que queremos proyectar muchas veces. Por la vía ágil de la sencillez y por el camino llano de la humildad el corazón avanza sin pretensiones al encuentro de Dios.
27 febrero 2024. Textos bíblicos y mensaje del martes de la semana II de cuaresma.