No hizo muchos milagros allí por su incredulidad
No creían en Jesús porque le conocían. Sabían de su familia, de su pasado, de su casa. No podían admitir que algo tan grande hubiera sucedido en sus narices y que sólo ahora lo estuvieran viendo. No podían reconocer que en medio de todas esa pobrezas y privaciones, que todos compartían, se pudiera cultivar una flor de pureza y santidad como la que de pronto tienen ante sus ojos. Admitir algo así implicaba humillarse y reconocer que no todo se debía a las circunstancias y aceptar que la obra de Dios rebasa los límites de las circunstancias que nos tocan vivir.
2 agosto 2024. Textos bíblicos y mensaje del viernes de la semana XVII del tiempo ordinario.